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Entrevista:

"Una idea central de mi campaña es enfrentar la ciudad de las piedras a la de las personas"

Blanca Cia

Desde que en marzo pasado fue designado candidato a la alcaldía de Barcelona por Convergència i Unió (CiU), Joaquim Molins desarrolla algo parecido al pluriempleo: alterna su función de jefe de las filas convergentes y portavoz en el Congreso con la labor de darse a conocer más a la ciudadanía barcelonesa, que es la que decidirá en las urnas en junio del año que viene. Asegura que tiene un buen conocimiento de la ciudad en la que nació, hace 53 años. Pero para que los electores le conozcan más, Molins realiza distintas actividades. Una de ellas es convocar a los medios de comunicación periódicamente. Pregunta. Las críticas al actual equipo de gobierno municipal ocupan gran parte de su discurso. ¿Además de las críticas, cuáles son las prioridades o los proyectos que quiere explicar como alcaldable? Respuesta. Yo intento no realizar sólo críticas y decir qué habría pasado si nosotros hubiéramos estado en el poder municipal hasta ahora. Lo que pretendo es denunciar deficiencias, carencias del actual equipo de gobierno; pero desde la perspectiva de que es un equipo de gobierno que en realidad lleva 20 años porque es el gobierno socialista desde el año 1979. Señalo las carencias no de Joan Clos, como actual alcalde, sino del modelo de ciudad que [los socialistas] han dibujado. Y fijo dos etapas: una marcada por los Juegos Olímpicos y que finalizó en el año 1992, y la segunda desde 1994 hasta aquí. P. ¿Y cuál es su análisis? R. Da la sensación de que estos últimos años se está viviendo de las rentas de la etapa de los JJ OO y que Barcelona está perdiendo impulso. Es indudable que Barcelona dio un gran salto adelante con los JJ OO, pero después parece que se han quedado dormidos en aquel proyecto. El propio Maragall, con su huida de la ciudad -tal vez sea demasiado fuerte, pero sí con su abandono de la responsabilidad municipal- demostró en cierta manera lo que digo. Da toda la sensación de que tuvieron un gran proyecto y de que ahora no lo tienen. Comparada a como estaba hace 20 años, Barcelona está fantástica, pero comparada a como podría estar en los últimos cuatro años, Barcelona ha perdido impulso. P. ¿Qué quiere decir con que la ciudad ha perdido impulso. En qué se traduce o en qué se nota? R. En muchos aspectos. Por ejemplo, pierde población, y es gravísimo que Barcelona pierda población. Corremos el riesgo de bajar del millón y medio de habitantes. Barcelona pierde población a un ritmo que no hay ninguna ciudad europea que lo pierda. Que Barcelona haya perdido 300.000 habitantes empieza a tener impactos muy negativos. P. ¿Por ejemplo? R. En lo económico y laboral. Barcelona no crea puestos de trabajo como lo ha hecho durante muchos años ni tampoco al nivel del resto de Cataluña. Barcelona, que siempre ha sido líder de la vida catalana desde el punto de vista económico, hoy no lo es. Cataluña está creando empleo, 300.000 puestos de trabajo en los últimos cinco años. Barcelona ha creado 30.000. Además, los puestos de trabajo que se crean en Barcelona son de menos poder adquisitivo y se concentran en el sector de servicios, básicamente en el turismo. Es un segundo síntoma de que Barcelona pierde empuje. P. Pero la Administración municipal no tiene competencias en trabajo. ¿De qué manera se puede influir? R. Ya sé que no tiene competencias, pero lo que sí puede hacer un ayuntamiento es modular el impacto de las coyunturas. Si la coyuntura es muy negativa, debe posibilitar que el impacto sea menos negativo. Y si es positiva, hay que acentuarlo. El problema de Barcelona es que, con una coyuntura positiva, la capital va a remolque del empuje económico. Por ejemplo, ¿por qué Barcelona no promociona un tipo de industria ligada a la actividad académica, como la de investigación, perfectamente asumible? Bueno, ahora lo dice Clos, pero lo dice como respuesta a un problema que han creado ellos mismos. P. En 1995, el candidato de CiU para la alcaldía de Barcelona, Miquel Roca, dijo que la política municipal tenía que prestar más atención a las personas. R. Una idea fundamental de nuestra campaña será la confrontación de la ciudad de las piedras y la ciudad de las personas. Nosotros queremos una ciudad más participativa. Que en estos últimos cuatro años el equipo de gobierno haya tenido problemas con las asociaciones de vecinos -hasta en los barrios en los que las asociaciones habían sido un apoyo del gobierno municipal- para mí es paradigmático. P. ¿Quiere decir que antes había más diálogo? R. Infinitamente más. Y eso lo dice la gente cuando vas por la calle. Nosotros creemos que hay que institucionalizar el diálogo con los ciudadanos. P. Falta mucho para las elecciones. Pero ya hay cábalas sobre un posible pacto entre CiU y el PP para gobernar el Ayuntamiento con un resultado electoral en el que la lista de Joan Clos sería la más votada, pero sin posibilidad de formar gobierno. R. Las conclusiones que saco es que en seis meses de precampaña, la gente empieza a asociarme más con la imagen de alcaldable. Sobre pactos, son cosas que no se pueden plantear hasta el día siguiente de las elecciones. P. ¿Piensa que es más fácil ganar a Joan Clos que a Pasqual Maragall, que el efecto personal es importante en las elecciones municipales? R. Se dice que en las elecciones municipales es donde probablemente cuente más la propia persona. Lo que sí ha quedado demostrado es que el objetivo de CiU de batir al candidato Maragall ha sido imposible. Lo hemos intentado cuatro veces con magníficos candidatos y hemos fracasado. Si Clos es más fácil de batir que Maragall, no lo sé. En 1996, seguramente para Miquel Roca hubiera sido más fácil batir a Clos que a Maragall. Eso seguro.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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