"El Gobierno le pasó el testigo al PNV, que ha llevado el ascua a su sardina
Rafael Vera, ex secretario de Estado para la Seguridad con el PSOE, responde desde la cárcel de Guadalajara, donde cumple condena por el caso Marey, a un cuestionario de EL PAÍS. Vera, que fue el representante del Gobierno en las conversaciones con los jefes de ETA en Argel, afirma que la gran diferencia entre la política antiterrorista del PSOE y del PP estriba en que ahora el Gobierno ha cedido el testigo al PNV y éste "ha llevado el ascua a su sardina".Pregunta.¿Cómo se ve, desde la cárcel, la tregua de ETA?
Respuesta.Mi situación actual no modifica la visión que tengo sobre la tregua. Me parece un acontecimiento muy importante. Creo que es una iniciativa irreversible y, si no fuese así, habría que convertirla en tal. Comienzan tiempos de imaginación, prudencia, discreción y generosidad en muchas direcciones. P.¿Qué le parecen los términos en que está redactado el comunicado de ETA?
R.Mire usted, me he leído detenidamente el comunicado y he llegado a la conclusión de que, habiendo algunos maquillajes en las formas, el destinatario principal sigue siendo el mismo: ETA y su mundo. Hay alguna novedad más. Han pasado de ignorar al PNV a enviar parte del mensaje al nacionalismo vasco en su conjunto. Pero hay que quedarse con lo sustancial.
P.La tregua es indefinida, como usted pidió tantas veces. ¿Por qué cree que se da ahora esa circunstancia? ¿Qué ha cambiado? ¿Está ETA en situación de debilidad?
R.Para que un proceso de pacificación de estas características y en este momento sea posible se han tenido que dar las siguientes circunstancias:
-El clamor social, y especialmente, el existente en los últimos tiempos en el País Vasco. Aquí tengo que decir, no sin cierta amargura, el extraordinario esfuerzo de los medios de comunicación en esa dirección. Y cuando hablo de amargura, me refiero a que esa tendencia se debió iniciar mucho antes. ¡Cuánto la eché de menos en algunos momentos!
-El proceso irlandés. Hay que tener en cuenta las estrechas relaciones entre las formaciones políticas y armadas en el caso irlandés y en el vasco. Los contactos han sido permanentes, en el quehacer político y también en el operativo, intercambiando técnicas, información y, seguramente, logística. En mis contactos con las autoridades británicas me solicitaron datos sobre el modelo de pacificación que habíamos diseñado en Interior. Habría que averiguar si el gobierno de EE. UU ha hecho alguna gestión o sugerencia al brazo político del IRA en su papel de intermediación en el conflicto irlandés. - Por último, las gestiones realizadas en ETA y su entorno han dado resultados. Las bases estaban iniciadas y la acción policial y el tratamiento de los presos han hecho lo demás. Interior ha hecho un buen trabajo.
P.¿Cree usted que ETA hubiera dado este paso sin un acuerdo previo como el suscrito por los nacionalistas en la llamada Declaración de Lizarra?
R.Creo, sinceramente, que uno de los problemas que tendrá este proceso es el de contar en su inicio con una información política escasa, salvo que el PNV juegue con la lealtad que debe. Siempre me pareció, y me sigue pareciendo, que el PNV debía jugar un papel activo e importante en la búsqueda de una solución y que desde Interior deberíamos facilitárselo. Creo que en el proceso que empieza nos llevan la delantera y me temo que tienen la tentación de no actuar con la debida lealtad. Creo contar con algunos amigos en esa formación política y ellos actuarán con honradez, aunque hoy en día ya no sé donde están mis amigos.
P.En 1989 ETA exigió y consiguió sentarse con representantes del Gobierno. Uno de ellos era usted. Ahora, en cambio, ETA pasa el testigo a los partidos nacionalistas. ¿Qué le parece ese cambio de planteamiento?
R.Esto obedece a un simple reparto de papeles y a las circunstancias que antes hemos analizado. La diferencia entre las políticas antiterroristas del PSOE y del PP reside fundamentalmente en un solo punto: el referente a las llamadas tomas de temperatura. El Gobierno del PP le pasó el testigo al PNV, que lo ha manejado con habilidad y eficacia y ha terminado, como se dice vulgarmente, por llevar el ascua a su sardina.
P.¿Cuáles son las grandes diferencias y/o similitudes entre las conversaciones de Argel y el proceso actual?
R.No son procesos, ni de lejos, paralelos. En aquellos momentos no contábamos con los elementos que han hecho posible el inicio del que vivimos.
Dicho esto, hay que añadir que el arranque de aquél costó, con toda seguridad, tanto como éste. En aquella iniciativa el PNV colaboró con lealtad, así como el resto de los partidos políticos. Me gustaría que aquel ambiente presidiese el proceso que ahora se inicia. Verán cómo ETA y su entorno copian algunas de las maneras que allí utilizaron. Espero que no así el talante con el que se comportaron.
P.¿Qué aspectos políticos se abordaron en la mesa de Argel?
R.Se han escrito muchas cosas sobre la mesa de Argel. Yo le puedo asegurar, después de nueve años, que se habló de política ¡cómo no!, pero en ningún momento se llegaron a enumerar las reivindicaciones de ETA y su entorno. Eso superaba ampliamente nuestro papel. Nuestro empeño era llevarles al convencimiento de que esas cuestiones deberían plantearlas en una mesa con todos los partidos políticos y a través de las instituciones. Algo parecido a lo que ahora se perfila. Ahora bien, eso debe acompañarse de un esfuerzo de imaginación que haga que esa mesa funcione. Y no digo más. P.¿Transmitieron usted y Juan Manuel Eguiagaray la posibilidad de abordar reformas en la Constitución?
R.Algún malintencionado ha llegado a decir que nos extralimitamos en nuestro papel y planteamos algo parecido. Es una infamia más. Sí que dijimos que nada es eterno, pero que cualquier modificación legal estaba y está, afortunadamente, en manos de los ciudadanos.
P.¿Cómo se abordó en aquella ocasión la reivindicación nacionalista sobre Navarra?
R.Quiero recordar que ni se tocó. Tengan en cuenta que dedicamos el tiempo, fundamentalmente, a consolidar aquella tregua y a negociar una larga prórroga. Es verdad que la dirección de ETA no estaba por la labor y algunos dirigentes de HB, que hoy aparecen en la búsqueda del papel de Gerry Adams, empujaban en el mismo sentido.
P.¿Cuál fue en aquellas fechas y cuál puede ser hoy el papel de los presos de ETA?. No estoy seguro de que todo el colectivo esté de acuerdo con la decisión tomada por ETA.No sé si presos como Parot, De Juana, etcétera, están por la labor, ¡ojalá sí!, en cualquier caso es un asunto muy delicado. Creo que la jugada consiste en el acercamiento al País Vasco, la transferencia de competencias al Gobierno vasco en materia de política penitenciaria y ellos se encargan de todo lo demás.
Siempre he sostenido que algo que se ofrecía si acababa la actividad terrorista, como la reinserción, en la opinión pública se podría digerir mal. Ya veremos cómo se reparten los papeles. Sería lamentable que se hiciese buscando únicamente el voto.
P.Entonces, uno de sus interlocutores fue Iñigo Iruin, quien también ahora desempeña cierto protagonismo. ¿Cuál cree que ha sido y puede ser su papel?
R.A Iruin en aquellos tiempos se le consideraba un duro y tenía (tiene aún) buenas relaciones con Antxon, que sin duda ha sido consultado en la preparación de este proceso. Cada oveja con su pareja. ETA y HB siempre han sido permeables.
Parece un descubrimiento reciente, aunque siempre lo denunciamos con pruebas y hasta hace poco no ha habido éxito, aunque proceden de entonces. Espero que Iruin sea uno de los aspirantes al papel de Gerry Adams y le animo a ello. Los argelinos, durante aquel proceso, me dijeron que su postura era más dura que la de los de ETA.
P. Hoy, Iruin sigue actuando como interlocutor y usted está encarcelado. ¿Qué reflexión le merece este dato?
R.Sin comentarios.
P.¿Cuál fue la clave que originó la ruptura de las conversaciones de Argel? R.La voluntad de hacerlas fracasar desde el principio. Simplemente eso. Tengo que decir que había algunos de ETA y su entorno que tenían predisposición a buscar el final y también fracasaron.
P.Años más tarde, en 1993, usted siguió apostando por el diálogo a través de la llamada vía Azkoiti. ¿Cómo se fraguó?
R.La llamada vía Azkoiti tiene mucho que ver con la que ahora se inicia (pregúnteselo al PNV) y no está muy lejos de la línea que impulsó Argel. Es, ni más ni menos, que el representante de la línea de Txomin y, por tanto, de los llamados históricos. Tiene la ascendencia de la veteranía, de su historia y, probablemente, algunos poderes más. Éste es el camino utilizado por el PNV. Yo negocié con las autoridades francesas su puesta en libertad, hace algunos años, con la intención de mantener un discreto control sobre él y fortalecer su posición en la organización. Se hizo con el conocimiento y el apoyo entusiasta del PNV, que ha mantenido ese camino abierto.
P.¿Cuál era el planteamiento que tenía Azkoiti para abrir vías de negociación? R.Las posturas de Azkoiti son sobradamente conocidas, cuando se inició esta vía y en paralelo se empieza con un fuerte debate en Herri Batausuna y ETA con respecto a la actividad terrorista. Creo que esta vía simplemente comenzó a reflexionar
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"El Gobierno le pasó el testigo al PNV, que ha llevado el ascua a su sardina"
Viene de la página anteriorantes que los demás en torno al uso de la violencia.
P.Una vez excarcelado en Francia, los contactos se rompieron enseguida. ¿Qué ocurrió?
R.Coincide ese momento con mi salida de Interior. Es cierto que me embargaba el cansancio y cometí algún error en mi relación con Asunción, lo que terminó por arruinar los contactos. En estas situaciones, hay que huir de protagonismos personales y de posiciones partidistas, pero tuvimos una verdadera oportunidad... espero que otros no caigan en los mismos errores, nos jugamos la paz.
P.¿Cuál fue la actitud del Gobierno francés y cuál cree que debe ser ahora? R. [El ministro Jaime] Mayor Oreja debería viajar a Francia. Es importante intercambiar puntos de vista con el Gobierno francés. En el comunicado de ETA hay referencias en ese sentido que no se han destacado suficientemente. No sería bueno que el ejecutivo francés actuase de forma descoordinada. En cualquier caso, Francia actuará en sintonía con los intereses de España. P.¿Cree que, como en procesos similares, los duros pueden acabar rompiendo la tregua?
R.Eso siempre puede ocurrir, también ahora, pero hay que trabajar para que no suceda. La historia de ETA está plagada de situaciones semejantes. Creo que lo que está pasando en Irlanda tendrá para este caso una influencia importante. No dude de que hay un grupo en ETA no muy feliz ante las expectativas de paz.
P.El actual Gobierno siempre ha rechazado en público la vía del diálogo. ¿Considera que ahora debe variar su actitud?
R.Creo haberle contestado en otra pregunta al aludir al reparto de papeles. Bueno, es una manera de dejarle el trabajo menos digerible a otros, aunque creo que eso está teniendo consecuencia prácticas en el proceso.
P.¿Qué debe evitarse hoy para que el proceso abierto no acabe también en ruptura?
R.Es tan delicado el proceso y, a la vez, tan esperanzador que no me atrevo a sugerir iniciativas que por otro lado no me corresponden. Puedo asegurarle que confío en el presidente del Gobierno, en el Ministerio del Interior y en las fuerzas políticas. Y en la discreción que debe presidir todo el desarrollo del camino en la búsqueda de la paz. No me resisto a observar los movimientos de algunos jueces que anuncian operaciones espectaculares, antes de tiempo, contra ETA y ahora no saben cómo mover pieza. ¿No tiene incidencia la política en el funcionamiento de la justicia? Veremos.
P.Usted negoció en nombre del Estado con ETA y ahora se especula con la hipótesis de que sea utilizado como moneda de cambio en este proceso. ¿Lo aceptaría para obtener la libertad?
R.Tengo la seguridad de que no lo permitirá la sociedad. Espero que la opinión publicada tampoco, si bien en esto tengo menos fe. Pero tenga la seguridad de que me resistiré con todos los medios a mi alcance. Me parece una inmoralidad lo que dice el señor Anasagasti... pero, ¡claro!, si esto avanza, y espero fervientemente que así sea, cualquier día plantea que De Juana Chaos se reincorpore a la Ertzaintza de sargento.
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