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Arte con matasellos

Es un arte sin galerías, sin marchantes ni críticos. En el mail art las obras no pasan procesos de selección ni están influenciadas por las modas. Nadie paga un duro por estas creaciones porque el autor deja de ser su propietario cuando las remite por servicio postal. Para algunos, es el arte más democrático. El único requisito para formar parte de esta corriente artística es conseguir que Correos envíe, convenientemente matasellada, tu obra, por extraña que sea e independientemente del material utilizado, ya sea papel, plástico, metal o material orgánico. Todo lo enviable, con el único requisito de disponer de espacio suficiente para colocar los sellos. El artista ilicitano Juan Llorens ha conseguido movilizar a más de 1.000 artistas postales de todo el mundo en la primera convocatoria internacional realizada desde Elche. La idea se canalizó a través del Ateneo Pablo Iglesias, y en unos meses llegaron cientos de propuestas plásticas que, desde mañana y hasta el 8 de noviembre, se exponen en la sala del Parque Municipal. Este arte no tiene edad, ni una estética definida. Así, en la exposición hay trabajos de escolares ilicitanos o de asociados del Hogar del Pensionista. El arte postal, muy extendido desde hace décadas en todo el mundo, consiguió los primeros adeptos en Elche a partir de 1992. El pintor Juan Llorens quedó impresionado cuando correos le entregó un bote de refresco aplastado con su correspondiente sello. Se lo remitía desde Dinamarca una pareja de artistas que había participado en la ciudad en un proyecto internacional para decorar el cauce del río Vinalopó. "Un año antes habían recogido el bote aquí, y para celebrar el aniversario del trabajo me lo enviaron como una fórmula para suplir la comunicación normal ya que yo no hablo danés ni ellos español", dice Llorens. El artista ilicitano quiso contestar a sus amigos en su mismo lenguaje. "Me fui a Correos con una brocha de las que habíamos utilizado cuando pintábamos el río, pero en un principio se negaron a aceptar el envío", añade. Llorens se entrevistó con el entonces jefe de Correos local, Felipe Millanes, quien finalmente autorizó este tipo de envíos tras encontrar precedentes en la historia del servicio. Millanes, que en esos momentos era presidente de la agrupación de poetas locales, y por lo tanto receptivo a la llamada del arte, descubrió que en otro tiempo era común que las llaves se enviaban por este procedimiento. La convocatoria ha despertado la imaginación y los artistas han enviado todo tipo de objetos. Muchas latas de refrescos, tabalas de palmera, poemas visuales y escritos, conchas de mar e incluso hasta preservativos se han convertido en expresiones artísticas convenientemente mataselladas. "En las bases de la convocatoria fijamos que todas las obras deberían estar cosidas a una cartulina de tamaño din A-4 para facilitar su exposición", comenta Llorens. Para el organizador, la muestra quiere reivindicar un nuevo idioma, "tan elemental y tan simple como el de dotar a un objeto común de un significado sentimental para después dejarlo viajar por correos".

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