El poeta es la estrella
Cuatro son los beneficios inmediatos que proporciona la poesía al lector, según Miquel Martí i Pol: "Recuperar el gusto por el silencio en un mundo descoyuntado y ruidoso; volver a sentir el gusto por la palabra en un mundo terriblemente mediatizado; reafirmarse en el gusto por la intimidad en un mundo incierto y vulnerable, y, finalmente, reafirmar el gusto por la libre reflexión en el mundo del pensamiento único". Además, la poesía -y a veces también el poeta- provoca emociones, como ocurrió ayer por la mañana en Bellaterra, en el acto de apertura de curso de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), cuando una mujer de largos cabellos negros y rostro pálido como la cera abandonaba la sala en volandas, desmayada, con los brazos lánguidos colgando inertes del regazo de un fornido héroe, mientras hablaba un poeta, por boca de su hija, desde el escenario académico. El poeta era Miquel Martí i Pol y la pequeña sala de actos del rectorado parecía un baño turco, llena hasta los topes. Fuera, sobre la hierba del campus, frente a una gran pantalla que transmitía la impasible imagen del poeta de Roda de Ter y su sonrisa enigmática, se amontonaban estudiantes, mayoritariamente del género femenino, para escuchar la lección magistral La poesia, encara ("La poesía, todavía"), leída por la hija de Martí i Pol. No fue muy optimista el primer diagnóstico del último Premio Nacional de Cultura de la Generalitat sobre la utilidad de los poetas en este mundo actual. "De acuerdo con los parámetros con que en general se suelen valorar las cosas en la sociedad de hoy, ni los poetas ni la poesía sirven para nada", dijo. Aunque este hecho tiene sus ventajas, ya que "si sirvieran para algo alguien se apoderaría de ellos para aprovecharse". Sin embargo, cree Martí i Pol que "la poesía no desaparecerá nunca porque su pervivencia estricta está garantizada por la pervivencia de la humanidad". El panorama, pues, no es desolador, porque "la poesía no está amenazada de muerte ni por el lado de la práctica ni por el del consumo". La poesía, dijo, "no son sólo los libros, por más que en ellos se nos manifieste, la poesía es una actitud ante la vida, una práctica, una convicción que genera espontáneamente comprensión, porque, de hecho, no ha de vender, sino que se ha de compartir y ha de incitar a compartir". Además, añadió citando a Hölderlin, "lo que perdura lo fundan los poetas". La ovación que recibió fue del calibre de las que se regalan a una diva. Entonces subieron al escenario tres mujeres: la escritora Carme Riera, la profesora de la UAB Mavi Dolz e Isabel Grau, una actriz del Aula de Teatro universitaria, quienes leyeron poemas suyos. Grau se atrevió con una pieza de alto voltaje -la descripción de un coito- y la temperatura subió al límite. Por fin, uno de los músicos que mejor ha adaptado a Martí i Pol, Lluís Llach, interpretó dos piezas; la segunda, Valset per innocents, dedicada a un "amigo inocente", que no era otro que el poeta.
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