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EL DEBATE SOBRE EUSKADI

Arzalluz garantiza a Aznar la separación del proceso de paz de las reclamaciones políticas

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar no logró arrancar ayer a Xabier Arzalluz un compromiso de lealtad a la Constitución, como pretendía el PSOE, pero el líder del PNV sí garantizó al jefe del Gobierno la separación del proceso de paz que se ha abierto en Euskadi tras la tregua de ETA de la creación de una mesa de partidos vascos para debatir el futuro político de esta comunidad. "No hay prisa. Lo importante ahora es el proceso de paz", dijo Arzalluz tras casi dos horas en La Moncloa. No rectificó el discurso que pronunció el domingo en Vitoria. "Dije lo que he dicho siempre", subrayó. Y reiteró su disposición a una reforma constitucional, que Aznar rechaza. Aun así, se comprometió a que todo cambio político se haga con el consenso del PP y PSOE

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La reunión entre José María Aznar y Xabier Arzalluz estuvo marcada por un tono de moderación que contrastó con las expectativas conflictivas disparadas tras el discurso del líder del PNV, el domingo, en Vitoria. En la fiesta del partido, el Alderdi Eguna, Arzalluz replicó al presidente del Gobierno, que un día antes había advertido en San Sebastián a los nacionalistas vascos contra sus deseos de modificar la Carta Magna: "La paz cabe en esta Constitución", dijo Aznar. "La paz sí, pero el pueblo vasco no", respondió el presidente del PNV.Tras casi dos horas de reunión,Arzalluz ofreció una inesperada rueda de prensa en la que trató de tranquilizar a la opinión pública sobre las aspiraciones maximalistas atribuidas al PNV tras la tregua de ETA, como la reclamación inminente del derecho a la autodeterminación.

Coincidencia con Ardanza

Los socialistas habían emplazado a Aznar a que le exigiera a Arzalluz un compromiso de lealtad constitucional. No hubo tal -tam-poco llegó a haberlo con Adolfo Suárez ni con Felipe González-, pero Arzalluz aportó de inmediato una primera muestra de tranquilidad al sumarse a la propuesta hecha días atrás, en Bruselas, por el lehendakari Ardanza para separar el proceso de paz, con el consiguiente cese definitivo de las armas por parte de ETA y la búsqueda de una solución para los presos de la banda, y el proceso político que cierre el conflicto vasco. Ardanza sugirió que la negociación "profunda" no se abriese antes del año 2000, para desvincularla de los procesos electorales previstos para los próximos meses, y al PSOE le pareció una propuesta "inteligente" digna de ser aceptada de inmediato. Arzalluz, ayer, reafirmó la iniciativa."Yo no asocio el proceso de abandono definitivo de las armas por parte de ETA con la discusión sobre lo que pensamos de este Estado y nuestro encaje en él. No tendría ningún inconveniente en posponer esta discusión lo que haga falta. Ahora nos urge buscar la paz". "La paz no necesita tener ningún precio. Es un precio en sí misma y jamás haremos nosotros nada para aprovecharnos de una búsqueda de paz urgida por todos para sacar provecho político por nuestra parte", insistió.

Arzalluz admitió que habló poco con Aznar del proceso de paz propiamente dicho porque, dijo, "al Gobierno ya le advertimos hace tiempo que debía haber hecho gestos en política penitenciaria", como el acercamiento de presos a cárceles de Euskadi. No obstante, señaló que comprende que Aznar sea cauteloso antes de dar pasos porque "es necesario que pase un tiempo para creerse que la tregua va de verdad". "Nosotros hemos tenido unas vías de convencimiento que él no las ha tenido tan directamente. Nosotros hemos llegado a una conclusión a la que él no tiene por qué haber llegado", argumentó en referencia a los contactos del PNV con HB y el entorno de ETA.

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Sí dedicaron buena parte de la reunión a hablar del futuro político del País Vasco. El líder del PNV ofreció a Aznar dos claves: la primera, que su partido no renuncia a buscar una fórmula que reconozca el derecho de autodeterminación. En este punto, el presidente del Gobierno expresó su total discrepancia: "El camino hacia la paz requiere lealtad a la Constitución y al Estado de derecho y también coherencia y discreción", señaló el portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, en nombre de Aznar.

Arzalluz, en cualquier caso, reivindicó el plan de paz de Ardanza, rechazado en su día por la Mesa de Ajuria Enea. Se trata, una vez que el proceso de paz esté consolidado con el cese de las armas por parte de ETA -escenario que situó lejano en el tiempo-, de constituir una mesa de partidos de ámbito vasco, con la participación de todos, incluidos HB, el PP y el PSOE, y de que el acuerdo que se alcance en ella cuente con el respaldo de las instituciones centrales, Gobierno y Parlamento.

Consenso

El líder del PNV ofreció una segunda clave sobre esta pretendida mesa de partidos. "Cualquier acuerdo debe contar con un consenso suficiente. En ningún caso se podría concebir una solución al conflicto vasco si el PP o el PSOE no estuvieran de acuerdo. No sería realista". Arzalluz explicó que el concepto de "consenso suficiente" lo heredó el proceso de paz irlandés de la experiencia de Suráfrica, según le explicó recientemente el cónsul de este país en Bilbao.Arzalluz, esta vez, no descartó de plano, pese a que sí lo había hecho el domingo en Vitoria, la fórmula de la actualización de los derechos históricos, prevista en la Constitución, para satisfacer las aspiraciones nacionalistas en el País Vasco. Aunque la puso en duda, reconoció la labor realizada en esta dirección por el constitucionalista Miguel Herrero de Miñón. "Me alegraría mucho de que fuera así porque resolvería los problemas. Herrero es una gran constitucionalista, un gran conocedor del problema vasco, no es ningún cantamañanas".

Aseguró que el PNV no formará Gobierno con HB tras las elecciones del 25 de octubre, aunque no descartó que la coalición abertzale sí pueda apoyar un Ejecutivo del PNV desde fuera. Tampoco descartó un gabinete con el PSOE o el PP. "A partir de los resultados, el propio presidente tendrá que tener en cuenta quién es quién, qué peso y representación popular tiene. Algunos se van a llevar grandes sorpresas".

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