CiU pierde el "efecto Kohl"
Algunas de las ilusiones para un triunfal inicio del próximo siglo incubadas por los nacionalistas catalanes de Convergència i Unió (CiU) durante los últimos meses se fundieron el domingo con la derrota de la democracia cristiana alemana encabezada por Helmut Kohl. Entre estas ilusiones destacaba la de poderle decir al electorado catalán dentro de pocos meses que 16 años de estar al frente de un Gobierno no son nada, como confiaban que se iba a demostrar en un país tan importante como Alemania. Pero lo que se ha demostrado es justamente lo contrario. A los adversarios de Jordi Pujol les faltó tiempo ayer para recordarlo. Además de congratularse porque la "ola de apoyo a los partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas" ha llegado a Alemania, Serra se cuidó de señalar que también Cataluña "necesita un cambio de personas e ideas" al frente de la Generalitat tras tantos años de continuismo. El argumento que se ha volatilizado para los nacionalistas catalanes les era particularmente necesario. Porque también ellos se dan cuenta de que uno de los principales obstáculos para la reelección de Pujol es que lleva nada menos que 18 años como presidente del Gobierno catalán y se apresta a pedir el voto para otros cuatro. Los electores alemanes han puesto fin a la larga etapa de Kohl y ayer Pujol tuvo que encajar el golpe. Lo hizo subrayando los méritos acumulados por el político alemán y atribuyó la derrota a que "no ha conseguido contrarrestar el descontento en el este de Alemania con un proyecto de futuro". Para escapar a todo paralelismo, Pujol destacó que él sí posee un proyecto de futuro para Cataluña. Hoy insistirá en ello en el Parlament. En cambio, al líder de los democristianos catalanes, Josep Antoni Duran Lleida, se limitó a destacar la "normalidad democrática" del relevo en Alemania . "Unas veces se gana y otras se pierde", dijo un estoico Duran. Pese a ser correligionarios de Kohl, los dirigentes de Unió no se mostraban especialmente apenados. Probablemente sea porque en los últimos años la democracia cristiana alemana ha privilegiado las relaciones con el Partido Popular (PP) en perjuicio del pequeño partido catalán y del Partido Nacionalista Vasco (PNV). A los estrategas de CiU les queda todavía la ilusión de que el próximo 25 de octubre las elecciones en el País Vasco sean un impulso para Pujol. Para ello haría falta que, globalmente, el resultado electoral permita proclamar que "sube el bloque nacionalista, baja el bloque sucursalista". Poder lanzar este mensaje a pocos meses vista de las elecciones catalanas es otra de las bazas políticas con las que CiU todavía espera contar.
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