El Prat: un aeropuerto incómodo
El aeropuerto de El Prat es objeto de numerosas quejas. Casi todo parte de un hecho: es insuficiente. Esto hace que, por ejemplo, las esperas sean una tortura: no hay asientos suficientes para tanta gente, cuyo número aumenta cuando hay retrasos. Lo que sigue es fruto de la observación directa, tras la retahíla de quejas. La observación se hizo en la terminal B el domingo 20 de septiembre, a primera hora de la tarde. La acústica: fatal. Es como la música máquina, que resulta estupenda cuando no suena. El aeropuerto quiere suprimir los mensajes por altavoz y sustituirlos por los paneles. Bien hará dado que tampoco se entienden. Los paneles son otra cruz. No siempre informan. La responsabilidad es de las compañías, informa un portavoz de El Prat, que no informan adecuadamente. No sólo eso: el responsable de información de Iberia daba datos contradictorios con los del panel, que al final resultó ser el mejor informado. No hay asientos. Bueno, hay, pero insuficientes. En especial la zona de llegadas se halla abarrotada. El bar tiene sólo 17 mesas y la gente termina por sentarse en el suelo o en unas escaleras contiguas. Los niños esperan tratando de pillarse las manos en las puertas correderas. Calor: todo el del mundo. Algunos salían fuera, donde había una temperatura más soportable, además del inefable espectáculo de las carreras de coches, a gran velocidad, tratando de pillar a peatones desprevenidos. De todos, el que más corría era el hombre que conducía, por la acera, un vehículo eléctrico para recoger los carritos que la gente abandona tras usarlos. Los carritos: hace un tiempo hubo un sistema destinado a torturar al usuario cuya inutilidad forzó a suprimirlo. Pero las máquinas y rieles han quedado en el aeropuerto estorbando y convirtiéndose en un nido de porquería. El portavoz del aeropuerto dice que no se ha decidido su supresión porque el sistema actual (uso gratuito del carro) tampoco es satisfactorio y no se ha decidido aún el futuro sistema. El mismo portavoz reconoce que el aeropuerto tiene muchos metros cúbicos pero pocos cuadrados y que ése es uno de los orígenes de los problemas de espacio. Eso sí, es un aeropuerto de diseño. Incómodo, pero diseñado.
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