La OTAN prepara un ataque inminente contra las fuerzas serbias en Kosovo
El cerco contra el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, se estrecha al límite. La OTAN amenazó ayer con una intervención militar inmediata en Kosovo si Milosevic no respeta la resolución adoptada el miércoles por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para acabar con sus matanzas contra la población civil y acepta una solución política negociada. Una vez obtenido el permiso de la ONU, la Alianza activó ayer su operativo militar para lanzar desde un ataque aéreo "selectivo" a una "campaña escalonada de mayor envergadura" sobre Kosovo.
El secretario general de la OTAN, Javier Solana, explicó ayer en Vilamoura (sur de Portugal) que la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la posterior decisión de la Alianza Atlántica son "de facto un ultimátum". "No quiero jugar con la semántica", dijo, "pero esas decisiones son claras y precisas para que el presidente yugoslavo sepa lo que tiene que hacer; si no lo hace, tendrá que atenerse a las consecuencias". Solana explicó que Milosevic "debe resolver los problemas humanitarios" que afectan a cerca de 250.000 refugiados, "parar la violencia y ayudar a que el conflicto se resuelva mediante un acuerdo político".El secretario general confía en que estas decisiones fuercen la negociación, pero no descartó que "la presión política venga acompañada de otras acciones de carácter militar".
Durante la reunión de los ministros de Defensa de la OTAN en Vilamoura, Solana explicó que el Consejo del Atlántico, el órgano jurídico de la Alianza, decidió activar el operativo militar para una intervención inminente en Kosovo si Milosevic no respeta la resolución adoptada. Dicha resolución emplaza al presidente yugoslavo a terminar con las acciones represivas contra la población civil, buscar una solución política a la crisis y aliviar la situación de los refugiados que, con la inminente llegada del invierno, podría convertirse en una auténtica catástrofe humanitaria.
El comunicado del Consejo del Atlántico Norte precisa que "el uso de la fuerza requerirá de otras decisiones por parte de la Alianza", pero subraya que "es una señal política decisiva para que la OTAN se prepare a utilizar la fuerza".
En contra de la postura de alguno de sus colegas (muchos de ellos miembros del Consejo de Seguridad), el secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, sostiene que la resolución aprobada por Naciones Unidas es definitiva y no se necesita una nueva autorización para una intervención militar. "La tragedia de Kosovo", dijo, "se ha alargado demasiado tiempo". El ministro de Defensa alemán, Wolker Rühe, se pronunció en el mismo sentido y explicó que la decisión de la ONU "es una base ideal para lanzar una acción militar en Kosovo". Rühe precisó que la decisión de la OTAN no tiene el carácter de "automatismo", pero "el mensaje a Milosevic es firme y claro; además debe preparar las condiciones para el regreso inmediato de los refugiados".
El titular británico de Defensa, George Robertson, explicó que la "situación en Kosovo constituye una amenaza para la estabilidad de toda la región", lo que, a su juicio y evidentemente, legitima la presión de la comunidad internacional y la disposición de la Alianza para actuar en cualquier momento.
Durante la reunión de ministros, Robertson se mostró tajante ante sus colegas: "Nuestra paciencia tiene un límite y creo que ha terminado. Estamos cansados de promesas incumplidas y ya es hora de que accedan a una solución negociada. El papel de la OTAN es claro y debe estar preparada para actuar".
El ministro español, Eduardo Serra, no quiso entrar en el juego del ultimátum, puesto que "no hay fijada una fecha límite, pero está claro que la resolución de la ONU es inequívoca y firme".
El más reticente a una inmediata operación militar fue el titular de Defensa francés, Alain Richard, quien sostuvo la necesidad de agotar todas las vías políticas antes de llegar a la intervención. Richard apoyó sin reservas las resoluciones de la ONU y la Alianza Atlántica, pero expresó su deseo de que la amenaza militar forzara la negociación política.
La orden de activación del operativo militar ya ha desencadenado que todos los países de la Alianza informen sobre las fuerzas que podrían aportar a una eventual intervención, así como a fijar los objetivos de esa campaña. Fuentes de la Alianza explicaron ayer que, en una primera fase, la OTAN "podría lanzar ataques aéreos selectivos para destruir las defensas antiaéreas serbias para, después, entrar en ese espacio y buscar otros objetivos de interés".
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