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Entrevista:

"La Constitución española debe mucho a Giner de los Ríos"

Empezó a estudiar la Institución Libre de Enseñanza en los años sesenta con una intención muy definida: rescatarla del olvido en el que la había sumido el franquismo. Elías Díaz, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la revista de pensamiento Sistema, participó la semana pasada en Ronda en el congreso sobre el fundador de la ILE, Francisco Giner de los Ríos. Pregunta. ¿Qué ha significado Giner de los Ríos en España? Respuesta. Fue un intento, que además tuvo éxito y gran difusión, de incorporar España a la filosofía, a la ciencia y al pensamiento de la ilustración más progresista, que a finales del siglo XIX tenía una presencia muy fuerte en Europa. Significa, por tanto, la modernización de España, entendida como el paso a un sistema político liberal y auténticamente democrático. Es un esfuerzo que canaliza fundamentalmente a través de la Institución Libre de Enseñanza. P. ¿Por qué tanto esfuerzo en la educación? R. Él pensaba que la modernización de España tenía que venir a través del derecho, de la economía, de la política. Pero también creía que esos cambios sin un cambio profundo en la conciencia de las personas, es decir a través de la educación, sería insuficiente. Con esta labor de cambiar a la gente de forma radical, pensaba que todas las reformas económicas, políticas y jurídicas podrían surtir más pleno efecto. P. ¿Lo consiguió? R. Lo que ocurre es que el 18 de julio de 1936 cortó drástica y brutalmente con todo esto y se optó bien por el silencio -para que las jóvenes generaciones no lo conocieran- o bien por la persecución. Pero algunos, que éramos jóvenes en los años sesenta, empezamos a estudiarlo y a recuperar todo esto que durante 20 años había sido olvidado. P. Y hoy, ¿qué queda de él? R. Yo diría que la obra de Giner y de la Institución Libre de Enseñanza se concreta en la Constitución democrática. Creo que la Constitución de 1978 es un buen símbolo de lo que pretendía transmitir, de la cultura ética y democrática que da lugar a una España de consenso, de entendimiento y de pluralismo. Los jóvenes de la democracia, lo sepan o no, son personas derivadas de su pensamiento. P. Su pensamiento ya no es revolucionario R. Eso era revolucionario, cambió este país, un país donde, por ejemplo, las mujeres no estudiaban y, con la República, empezaron a estudiar todas. Era una revolución, pero pacífica que son las más perdurables. Giner decía a los que pedían un dictador o un cirujano de hierro que lo que hacía falta en este país era un pueblo adulto. Y en un país con un 70% de analfabetismo, como tenía España a finales de siglo, adulto quería decir ir a la escuela.

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