Encuentro del desencuentro
Los dos técnicos holandeses se ignoran desde hace años
Hiddink y Van Gaal solamente coinciden en una respuesta, y porque no hay posibilidad de cambiarla. A la pregunta de qué país son, contestan que de Holanda. No comparten nada más salvo que fueron unos futbolistas discretos. Diríase que se repelen. No mantienen correspondencia ni se llaman ni se ven ni, como dice Hiddink, se irían juntos de vacaciones. Prefieren ignorarse. Ningunearse. Hasta ahora han podido evitarse, refugiarse en la ceremonia de la confusión que supone que terceros hablen de ellos y remitirse al currículo ante cualquier demanda.Pero hoy competirán frente a frente, el uno contra el otro, sin margen ya para la evasión, obligados a demostrar quién es más capaz, cuál lleva razón, qué equipo se parece más a esa Holanda tan cacareada en el Mundial pese a que se quedó también sin título.
La selección lleva la firma de autor de Hiddink, pues fue su entrenador en los últimos tres años, pero Van Gaal reclama la paternidad de la mayoría de los internacionales, como Van der Sar, los De Boer, Davids, Kluivert, futbolistas con los que armó aquel Ajax que en 1995, el año justamente en que Hiddink fue nombrado seleccionador, únicamente perdió un partido, de Copa, contra el Feyenoord.
Ni siquiera Johan Cruyff, punto de encuentro del juego de los holandeses, es referencia común para Hiddink y Van Gaal. Hubo un tiempo en que Van Gaal apareció por el Camp Nou para conversar con Cruyff sobre el Dream Team, pero luego rompieron relaciones y hoy se llevan a mal traer. "Puede que el Madrid se acerque más al juego de Holanda que el Barça", aventuró el ex entrenador azulgrana, siempre más próximo a Hiddink, llamadas telefónicas semanales incluídas, con el que mantiene una fluida relación, fortalecida desde que coincidieron en la Liga española cuando Hiddink preparaba al Valencia.
El desamor Cruyff-Van Gaal y la coincidencia Cruyff-Hiddink puede resultar sorprendente si se atiende a factores como la rivalidad. Hiddink es el único que no es ajacied sino que representa justamente la alternativa al club de Amsterdam, la otra vía al equipo holandés por excelencia: el PSV Eindhoven, la entidad mercantilista, que trabaja más al día y se maneja mejor en el mercado multinacional. Romario y Ronaldo, por ejemplo, han sido jugadores del PSV, como Cocu, Zenden o Stam.
La cuenta de resultados del club de Eindhoven con Hiddink en el banquillo es explosiva: cuatro ligas, tres copas y la Copa de Europa, la que parecía destinada a la Quinta del Buitre. Tuvo que emplearse a fondo Van Gaal, cuatro años más joven (47-51), para competir con Hiddink en la sala de trofeos. El historial del hoy técnico del Barça, iniciado tras la partida de Hiddink al Fernerbace turco, tiene timbre de revancha, pues con el fútbol de escuela del Ajax ganó tres ligas, una Copa, una Copa de Europa, una UEFA y una Copa Intercontinental (además de la Liga, la Copa y la Supercopa conquistadas con el Barcelona).
Las malas lenguas cuentan que, con el botín reunido en el Ajax, Van Gaal creyó merecer el puesto de seleccionador que defendía Hiddink, y desde entonces se agranda la enemistad. A Hiddink le reprocharon precisamente en su debut como seleccionador que no imitara al Ajax de Van Gaal, y se sabe que Van Gaal ha murmurado que Holanda podía jugar mucho mejor de lo que lo hizo con Hiddink. Quedan en medio batallitas como cuando Van Gaal se quejó de que Hiddink convocara a ocho jugadores del Ajax por dos del PSV para un amistoso, pugnas dialécticas propias de representantes de clubes opuestos, discusiones que se dan en todos los países.
Los pleitos han engordado con el tiempo en espera del juicio sumarísimo de hoy. La mitad del equipo de que hoy dispondrá Van Gaal (Reiziger, Cocu, Zenden, Kluivert, Hesp; y aún falta Bogarde) ha jugado en la selección de Hiddink. Una ventaja para el entrenador madridista. Pero Van Gaal ya lleva siete encuentros contra el Madrid (entre los del Ajax y el Barça), con cinco victorias y dos derrotas.
El duelo entre técnicos antagonistas supura en el primer gran clásico del curso. Hiddink, amable y comunicador, defiende una disciplina tranquila, transmite un mensaje más humano. En la otra punta está Van Gaal, orgulloso, confiado, defensor de sí mismo, solo contra la convencionalidad. Dos mundos se juntan hoy en Chamartín.
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