La izquierda pide al Gobierno que retire su reforma del IRPF por ser muy cara e injusta
La reforma del IRPF dio ayer un paso casi definitivo al obtener el visto bueno del Congreso con los votos del PP, y sus aliados nacionalistas, pese a la abstención del PNV. La oposición de izquierda -PSOE, IU, IC, PDNI y BNG- pidieron al Gobierno la retirada de su reforma, al entender que será demasiado cara (hasta un billón de pesetas) y beneficiará a los más ricos. El PP retó a estos grupos a que digan públicamente que se niegan a bajar los impuestos. Pese a la importancia de la ley, el hemiciclo apenas superó los 25 diputados en algunos momentos del debate.
La mayoría del Congreso aprobó el proyecto de ley del nuevo Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en primera vuelta. Ahora pasa al Senado y, después volverá al Congreso para su aprobación definitiva. Hubo 167 votos a favor, 155 en contra y 6 abstenciones. Éstas corresponden al PNV que, según su portavoz, Jon Zabalía, mantiene así cierta distancia respecto de una reforma que no se aplicará en el País Vasco y Navarra.Durante el debate, la presencia en el hemiciclo fue de apenas 25 diputados en algunos momentos a pesar de la importancia de la ley. Una presencia que sólo se puede explicar por los últimos acontecimientos políticos (tregua de ETA) y por el escaso poder de convocatoria de los temas económicos. En las votaciones estuvieron 328, es decir, hubo 20 ausencias sin contar a los dos representantes de Herri Batasuna.
Los argumentos del Gobierno y la oposición ya son conocidos, pero ayer entró en juego un elemento nuevo. La crisis financiera y sus efectos negativos sobre el crecimiento económico desaconsejan, a juicio de la oposición, una reforma de alto coste recaudatorio.
El Gobierno sitúa este coste en 375.000 millones de pesetas, algunas instituciones lo elevan a 750.000 millones -BBV, Argentaria y la Cámara de Comercio de Barcelona- y el PSOE lo acerca al billón de pesetas, si se incluyen las compensaciones a las comunidades autónomas.
El portavoz socialista, Juan Manuel Eguiagaray, lo consideró "muy peligroso" y afirmó que obligará a recortar las prestaciones o a subir otros impuestos. Este es "un problema muy serio", según Eguiagaray, para una economía que crecerá menos por la crisis financiera. Pedro Antonio Rios (IU) dijo que la rebaja es "insostenible" por la insuficiencia de recursos que va a generar. Joan Saura (IC-Els Verds) resaltó que la crisis hace la reforma "todavía más inoportuna" y afirmó que el Gobierno "se ha quedado solo" al presentar unos cálculos que "nadie" respalda.
El diputado del PP Vicente Martínez Pujalte juzgó contradictorias las críticas de la izquierda. "Antes rechazaban la reforma por el peligro de recalentamiento y ahora por todo lo contrario", dijo. "No entiendo", añadió, "cómo van a explicar a los ciudadanos que no es oportuno bajar los impuestos".
Tras el debate, el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, resaltó que "ha triunfado la idea de que se debe rebajar la presión fiscal". Explicó que ésta es "una reforma estructural y no electoral o producto de una coyuntura económica determinada". A su juicio, la situación internacional "ha dejado sin argumentos a quienes decían que esta reforma era peligrosa". Y afirmó con rotundidad: "Vamos a rebajar los impuestos en cualquier caso".
El vicepresidente mantuvo que el coste de la reforma no superará los 375.000 millones inicialmente previstos y criticó que "los grupos progresistas" utilicen informes de instituciones [el BBV y Argentaria] "que siempre han abogado por recortes en las prestaciones sociales".
Efecto en los salarios
El otro punto de fricción es a quien favorece la reforma. La izquierda insistió en que se beneficia a los más ricos, aunque con nuevos argumentos. Eguiagaray, por ejemplo, resaltó que parte de la rebaja fiscal engrosará los beneficios de las empresas si siguen la recomendación del Gobierno de no subir los salarios."El mayor coste de la reforma lo vamos a emplear en mejorar las rentas salariales", respondió Martínez Pujalte. "Levanto la voz para decir que no es verdad que esta reforma favorezca a los ricos", afirmó el portavoz del grupo catalán Convergencia i Uniò, Francesc Homs.
Pese a ello, ayer estuvieron a punto de prosperar dos enmiendas parciales del PNV que, en primera votación, se saldaron con empate. Una de ellas habría cambiado de forma radical el texto del Gobierno, ya que eliminaba el llamado mínimo personal. Al repetirse la votación, algunos diputados del PP que se habían equivocado cambiaron y las dos enmiendas fueron derrotadas.
La mayoría sólo aceptó las enmiendas de CiU que mejoran el tratamiento fiscal de los discapacitados y otra de IU que obliga a los contratistas de obras públicas a identificar a los subcontratistas para evitar posibles fraudes.
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