El G-7 condiciona su apoyo a Rusia a que se desarrollen las reformas económicas
"Yevgeni Primakov puede estar seguro de que la Comunidad Internacional le apoyará si mantiene la reforma económica de Rusia". Altos cargos del grupo de países más industrializados del mundo (G-7) tendieron ayer de esta forma, con cautela pero también esperanza, una mano a sus homólogos rusos. Reunidos a instancias del líder laborista, Tony Blair, en la sede londinense del Tesoro, el encuentro sirvió para preparar el informe oficial, que será remitido a los ministros de finanzas de los siete grandes, que tienen previsto verse el próximo 3 de octubre en Washington.El texto reflejará la actitud "realista y expectante del mundo, que tiene los ojos puestos en la nueva política social y económica del recién nombrado Primakov", en palabras de los representantes de los ministerios británicos de Hacienda y Asuntos Exteriores que asistieron al encuentro. Presentado como un acto fructífero y necesario, sirvió por igual a ambas partes. Los delegados rusos pidieron tiempo antes de ser juzgados por el actual malestar de los mercados internacionales. "Primakov lleva tres días escasos en el poder y aún no ha presentado su programa completo", apuntaron.
Con un cuidado exquisito, sus interlocutores subrayaron que comprendían la situación y permanecerían a la espera. "Nadie piensa que el camino hacia la economía de mercado sea fácil. De todos modos, Rusia sabe ya que al resto del mundo le interesa que lo recorra con éxito. De hacerlo, recibirá toda la ayuda posible".
Sobre las discusiones, centradas sólo en Rusia a pesar de las repercusiones internacionales de su inestabilidad política y económica, planeó el primer nombramiento firme del propio Primakov. Yuri Maslyukov, ahora viceprimer ministro, está considerado un comunista moderado y dispuesto a estabilizar el rublo cuanto antes.
Si ello supone, sin embargo, un aumento de la inflación interna, el resto de los mercados puede sumirse de nuevo en la confusión. "Hemos analizado a fondo la actual situación", señalaron los británicos. En otras palabras, con fluidez y realismo intentaron despejar algunas dudas sobre la evidente pugna entre los reformistas y sus contrarios en Rusia. Pero Rusia debe continuar el plan de modernización, con la reforma fiscal y el saneamiento bancario.
"La forma de ayudar está clara, ya sea a través del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) o cualquier otra instancia. Los rusos tienen la última palabra. Queríamos saber si seguirán en la brecha reformista y parece que así es", dijeron ayer en el Tesoro.
Tanto los funcionarios británicos de Hacienda como los de Exteriores hicieron hincapié en que la reunión no abordó la situación de Asia, la reciente subida de los tipos de interés en Brasil o lo que pueda ocurrir en América Latina.
Precisamente el Gobierno de Rusia ha decido invitar a una delegación del FMI para iniciar negociaciones urgentes de cara a recibir nuevas ayudas. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, declaró ayer por su parte que, a partir de ahora, la prioridad de los países industrializados debe ser "dinamizar el crecimiento" económico ante el "desafío" de la crisis financiera. En un discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York, Clinton indicó que había encargado a su secretario del Tesoro, Robert Rubin, y a Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, la organización de una "gran reunión con sus homólogos para encontrar la forma de adaptar el sistema financiero internacional".
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