Almunia
Cada mañana, Almunia consulta a los astrólogos del aparato. ¿Cómo vamos de diferencias de previsiones de voto con el PP? Medio punto. Una caquita. Un punto. ¿Si hacemos una tontería hoy, qué nos quita? Los astrólogos del PSOE recurren entonces a la sección de santería, matan una paloma, una cabra según los días y concluyen: depende de la tontería. Por ejemplo, reñirle a Borrell en público, por su bien, para que se enderece, porque un arbolito que crece torcido, si lo enderezas a tiempo, recupera la verticalidad, y está escrito que es preferible ser bonsái en el PSOE que árbol desmesurado y al viento expuesto a la procesionaria: medio punto, uno..., depende de la reacción de Borrell. Si traga, poca cosa. Si no traga y arma un cirio perderíamos hasta medio punto. Pues a perderlo y salga el sol por Antequera.Forma parte de la misma filosofía generosa y a la vez prepotente, dentro del estilo Bahamontes que daba seis minutos de ventaja a sus rivales y luego los pasaba en el Tourmalet, el que Felipe González se haya puesto la toga para defender a Vera y Barrionuevo, en una clara usurpación de personalidad: Felipe González o se ha creído el abogado Argote o aspira, al menos, a ser considerado el inspector Colombo de la abogacía española. Lo curioso es que todos estos pasos lamentables, lamentados, bunkerianos, demuestran sin duda el cruce de cables del PSOE, pero también la poquedad del PP. Si con todas las bazas que le ha dado el PSOE, que le da cada día, que le dará, contando con los resortes mediáticos y sociales de que dispone, admitida la sabiduría convencional de que España va bien, el PP sólo aventaja al PSOE una minucia en expectativa de voto y Aznar sigue a la cola de la preferencia de líderes, ¿qué pasará el día en que González se baje de la toga y Almunia deje de intentar convertir a Borrell en un bonsái?
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