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De presidente preautonómico a titular de un juzgado con asuntos siniestros

María Fabra

En Castellón hay cinco sumarios de muertes violentas que no han conducido a ninguna detención. Éstos se refieren a la doctora Alicia Bueso (28 años), la prostituta Pilar Plaza (44 años), la joven Amelia Sandra García (22 años), la enfermera de Benicarló Alicia Martínez (38 años) y un hombre sin identificar que apareció calcinado en Arañuel. Esta lista se engrosaba hasta ahora con el caso de Sonia Rubio (25 años), cuyo presunto asesino se encuentra ya detenido. A estos casos hay que añadir la historia del jardín de los horrores y los tres cadáveres del camino Vora Riu de Vila-real.

Josep Lluís Albinyana es el titular del juzgado número 8 de Castellón. El ejercicio de su labor profesional le ha supuesto una fama inesperada, debido al cariz de los casos que han llegado a sus manos. La casualidad ha sido, en todo momento, la única culpable de este hecho. Hasta la desaparición de Sonia Rubio Josep Lluís Albinyana fue, sobre todo, identificado como el presidente del primer gobierno autonómico de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, aquel julio de 1995 marcó el inicio de una nueva etapa. Albinyana era, y es, considerado como un buen juez. La prudencia siempre marcaba sus declaraciones y su atención se calificaba de exquisitamente educada. Tras el hallazgo del cadáver de Sonia Rubio, el letrado aseguró que tenía indicios que le llevarían a la identidad del asesino. Se da el cambio. El caracter de los casos que le llegan al juzgado precisa el decreto del secreto del sumario. La estricta aplicación de la norma, en la mayoría de las ocasiones, provoca sobre él una imagen de juez rígido. Actualmente, entre sus causas se encuentran las de Sonia Rubio, el jardín de los horrores y la muerte de Juan Collado. Además, a su juzgado llegó también la denuncia sobre la desaparición de Amelia Sandra García, cuya instrucción podría volver a su despacho si finalmente se determina la relación entre la muerte de ésta y la de la profesora.

La policía de Castellón tiene todavía cinco casos de muertes violentas pendientes de resolver

Alguien definió, una vez, Castellón como "la ciudad donde nunca pasa nada". Sin embargo, en los últimos tiempos la provincia se ha distinguido por la complejidad y cantidad de crímenes descubiertos. Desde 1995 la sucesión de hechos siniestros parece no tener fin. Aunque Castellón no sea de los lugares con mayor índice de asesinatos, las circunstancias de éstos la han convertido en un lugar especial. El segundo semestre de 1995 fue realmente espectacular. Algunos de los crímenes ocurridos en este período fueron finalmente resueltos. El 2 de julio desapareció Sonia Rubio, a la salidad de una discoteca de Benicàssim. En la mente de todos estaba la desaparición de las niñas de Alcàsser. A finales del mes de agosto, dos agricultores encontraron un cadáver amordazado, maniatado y parcialmente calcinado en Chóvar. La investigación del asesinato acabó con la detención de dos personas. Ya en el mes de septiembre, la tranquilidad del pueblo castellonense volvió a sufrir un sobresalto. Un domingo, después de una guardia médica, la doctora Alicia Bueso fue encontrada en un camino rural, dentro de su vehículo, totalmente calcinada. Un testigo aseguró haber visto a un hombre, de espaldas, manipulando herramientas en el maletero. La investigación no logró determinar el móvil ni permitió dilucidar la identidad de un asesino meticuloso y cauto. Caso sin resolver. Un mes después murió apuñalado un albañil en Onda, que supuestamente pretendía violar a su mujer. Se ordenó la detención de la esposa y sus hijos que, horas después, fueron liberados ya que la juez consideró que actuaban en defensa propia ante el ataque armado de la víctima. A finales del mismo mes de octubre apareció el cadáver de Pilar Plaza, una prostituta que murió asfixiada en su propia cama con una bola de papel en la boca y una bolsa en la cabeza. Su cuenta corriente arrojó un saldo de 12 millones de pesetas. El móvil y la autoría quedaron sin determinar. Caso sin resolver. El 20 de noviembre apareció el cadáver de Sonia Rubio en un barranco de Oropesa con evidentes signos de violencia. Con este plantel Castellón inició el año 1996. El 26 de enero aparece el primer cadáver de Vora Riu. El cuerpo esqueletizado de una mujer fue encontrado. Cuando la conmoción aún no se ha diluido, aparecióun segundo cuerpo y luego un tercero. Eran chicas de entre 23 y 28 años, supuestamente toxicómanas, y todo apunta a que el autor de los crímenes era el mismo. Un año después se detuvo a Claudio Alba como presunto autor de la muerte de las tres jóvenes en Vora Riu. En septiembre desapareció Amelia Sandra García, en similares circunstancias a las de Sonia Rubio. A la salida de una discoteca, esta vez en Castellón, subió a un coche desconocido. A finales de noviembre se dio otro caso espectacular, el de Juan Collado. El cuerpo de este empresario de 36 años apareció apuñalado en el interior de su vehículo, en Oropesa. La Guardia Civil detuvo a los presuntos culpables. Para culminar el año, la enfermera Alicia Martínez desapareció en Benicarló al salir, también, de una discoteca., conduciendo su propio vehículo. Su cadáver apareció días después a once kilómetros de donde fue hallado su coche. El informe forense habla de indicios de violencia y la Guardia Civil apunta el accidente como causa de la muerte. Caso sin resolver. Del año pasado queda pendiente la identificación del autor o autores de la muerte de un joven que apareció en un barranco de Arañuel totalmente calcinado. Además, en diciembre comenzó la truculenta historia del jardín de los horrores por la que hay cuatro detenidos, sin que se haya determinado aún la existencia de asesinato alguno. Durante este año, la actividad delictiva sin resolver ha sido menor.

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