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Bouygues se marca un plazo de dos meses para controlar la junta de Aguas de Valencia

Cristina Vázquez

El Grupo Bouygues, a través de su filial Saur International, se ha marcado un plazo de dos meses para controlar algo más del 48% del capital de Aguas de Valencia, porcentaje que le daría la mayoría para convocar una junta general de accionistas y sacar adelante sus propuestas, entre ellas, la salida del consejo del actual vicepresidente de la sociedad, Álvaro Aguirre. Desde que los accionistas minoritarios de Aguas de Valencia -Bancaixa y BCH-le arrebataran el control del consejo el 30 de julio, Saur ha recuperado posiciones mediante la compra, directa o indirecta, de acciones en bolsa.

El trasiego de acciones de Aguas de Valencia se ha realizado a través de la Bolsa de Barcelona durante los primeros días de septiembre, en que cambiaron de manos el 1,4% del total de las acciones. La siguiente compra en importancia se produjo el pasado jueves, también en el corro catalán. Previamente a estas operaciones, Saur intentó el pasado agosto acceder al control de otro 5% de acciones agrupadas de Aguas de Valencia, pero el Grupo Bancaixa abortó la operación. Aguas de Valencia sólo cotiza en las bolsas de Barcelona y Valencia, sin embargo, en esta última no se ha podido cruzar ninguna operación, dado que el Grupo Bancaixa es el depositario de los títulos. Esto no significa que no haya en la actualidad posiciones compradoras. De hecho, en el corro del parqué valenciano bancos como el BBV o el BCH han demandado títulos, según fuentes bursátiles. El control del 48% del capital de Aguas de Valencia por parte de los accionistas franceses "es un proceso muy laborioso", aseguran fuentes conocedoras del proceso. Éstas apuntan que, directa o indirectamente, Saur estaría a menos de un 2% de las acciones precisas para convocar una junta general de accionistas y sacar adelante por mayoría absoluta sus propuestas. Dos meses sería el plazo que se habrían marcado los accionistas franceses para culminar la operación. Estos movimientos accionariales han logrado, por otro lado, revalorizar considerablemente las acciones de la sociedad. Control sin OPA Un portavoz de Saur negó ayer que la sociedad esté adquiriendo más títulos de Aguas de Valencia. Éste insistió en que la prueba fehaciente de que no se han producido tales compras es que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no ha registrado ningún aumento del capital de Saur en la sociedad, que sigue establecido en un 43%. Sin embargo, otras fuentes insisten en que las adquisiciones pueden realizarse por otros canales y aunque Saur no tuviera la titularidad, sí tendría asegurado su control. Esta fórmula daría a los accionistas franceses las riendas de la sociedad sin necesidad de lanzar una OPA. Al otro lado, el Grupo Bancaixa y el presidente en funciones de Aguas de Valencia, Álvaro Aguirre, conservan, ahora que controlan el consejo, la maniobrabilidad sobre la autocartera de la sociedad, que representa cerca de un 5% del capital. En el Banco Central Hispano, titular del 16% de las acciones, la posición de los consejeros de Aguas y del propio banco no es monolítica. De hecho, esta entidad ha jugado en ocasiones a dos bandas, unas veces con el Grupo Bancaixa y otras, con los socios franceses. Lógicamente este ambiente no es el más propicio para que el Grupo Bancaixa y Saur restablezcan las negociaciones abiertas en su día para la compra del primero de un 13% de acciones de Aguas de Valencia al segundo. Los franceses exigen que, previo a cualquier encuentro oficial, Bancaixa y BCH deben anular los acuerdos del consejo celebrado el pasado 30 de julio. La Generalitat, interesada desde el principio en la operación, está ahora, sin embargo, recelosa del escándalo que envuelve a la sociedad. El conflicto ha llegado hasta las altas esferas del PP en Madrid. Nadie ignora además la importancia económica del Grupo Bouygues, implantado en todo el mundo. El principal atractivo de Aguas de Valencia para unos y otros accionistas está en que, según han declarado los responsables del Ayuntamiento de Valencia, ésta participará en una sociedad mixta, encargada a partir del año 2002 de la gestión en exclusiva del suministro de agua potable a la ciudad de Valencia, e incluso a otros municipios metropolitanos, un negocio valorado en cerca de medio billón de pesetas.

El pulso de una negociación

Las negociaciones entre Bancaixa y Saur International se paralizaron la noche anterior al consejo de administración de Aguas de Valencia del pasado 30 de julio. El acuerdo para la venta del 13% de las acciones por cerca de 1.200 millones de pesetas estaba prácticamente cerrado. Con la adquisición, Bancaixa pasaba de tener un 5% a un 18% del capital, pero su objetivo, un 24,9%, quedaba todavía lejos. La entidad financiera valenciana pretendía alcanzar este porcentaje con la compra de la autocartera de Aguas de Valencia, cerca de un 5%, y el resto comprarlo en bolsa. Bancaixa endureció más tarde su oferta y exigió en plena negociación garantías de que ningún socio de Aguas de Valencia, con independencia de su participación, superaría la cuarta parte de los votos en el consejo. Los franceses, que tras la venta del 13% serían titulares del 35% del capital, consideraron la petición descabellada. Pero las exigencias no acabaron ahí: Bancaixa intentó reservarse la designación del presidente, un puesto para el que ya habían pensado en Vicente Montesinos, consejero de la Fundación Bancaixa y amigo personal del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana. Saur dió de nuevo un sí condicionado. El presidente no tendría funciones ejecutivas. Bancaixa no hacía propuesta alguna sobre la identidad del consejero-delegado, cargo ocupado por Álvaro Aguirre. Los franceses exigían, por el contrario, un consejero de su agrado, lo cual dejaba a Aguirre a su suerte, puesto que Saur había dado muestras manifiestas de que no era su hombre. Por último, el futuro del Banco Central Hispano en el accionariado de Aguas de Valencia quedaba de algún modo hipotecado con el acuerdo. Bancaixa, en previsión de que el banco vendiera su participación, un 16% del capital, exigía que el accionista francés no pudiera adquirir más de un 5%. El resto se destinaba hipotéticamente al Grupo Bancaixa y a una serie de empresarios valencianos.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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