Réplica de Nacho Cano
Querido señor Tertsch: deduzco de su poco constructiva crítica hacia el documental Calcuta, vida en la estación de la muerte que usted no conoció personalmente a la madre Teresa. Yo sí lo hice, porque trabajé varias veces de voluntario en las distintas casas de acogida a partir del año 89. Así que creo que en este tema le llevo ventaja. Me la da la acción, y no la palabra. De todas las conversaciones que mantuve con ella, a la tarde, cuando dedicaba algo de su tiempo a charlar con los voluntarios, dos me quedaron muy marcadas. La primera fue en un inglés casi peor que el mío, lo cual no le impedía ser buena persona (usted apunta mi mal inglés como un dato relevante en su crítica), la respuesta a ésta mi pregunta: "Madre, ¿qué puedo hacer para ayudar a los demás?". Ella me respondió: "¿Qué tienes?". "Soy famoso y tengo dinero". "Pues dona parte de tu dinero y usa tu fama para atraer la atención de los que te conocen hacia los más pobres". Captado el mensaje, esto es lo que hice. Por tanto, ya ve usted que no nos hace falta de su interpretación para adivinar los deseos de la madre Teresa; los expuso claramente.La segunda fue en referencia a mi pelo. En esto (y espero por Dios que sea lo único en lo que usted y ella coinciden) ella también demostró su interés hacia mi estilismo. En aquella época yo llevaba melena y me dijo que me tenía que cortar el pelo. Yo la dije que lo llevaba largo como Jesucristo, pero no coló. "Los piojos no le conocen", fue su respuesta.
Usted hace constantes referencias a mi pelo teñido de rubio en su escrito y me gustaría preguntarle: ¿tiene usted algún color de pelo preferido distinto del rubio para practicar su altruismo?, ¿le molesta que los artistas lleven el pelo como les dé la gana? O a lo peor, ¿es usted calvo? En cualquier caso, su esfuerzo por ensombrecer mi verdadera motivación a base de este tipo de argumentos dice poco en su favor. Mi pelo es tan artificial como su corazón, que se refugia en argumentos machistas y anacrónicos para tirar por tierra un trabajo sincero y constructivo.
Junto con la ONG El Compromiso, tenemos funcionando en Calcuta cinco casas de acogida. Que dan calor, techo, educación y cariño a más de sesenta niños. ¿Cuántas casas ha puesto usted? Además, vamos a construir un hospital con asistencia para un mínimo de cincuenta enfermos de manera permanente, a los cuales, además de curarles, se les va a enseñar una profesión que asegure un futuro digno para el resto de sus vidas. ¿Cuántos hospitales va a construir usted? Señor Tertsch, ¿qué acciones ha hecho usted por los demás que le dan esa prepotencia a la hora de enjuiciar la motivación de las personas? ¿O es que es usted Dios, que ve lo que hay en el corazón de todos los hombres? Gracias a mi profesión he aprendido a no hacer demasiado caso de las críticas, pero en esta ocasión siento que, por la causa en sí y el respeto al tremendo apoyo que estamos recibiendo de personas con motivación sincera, no quiero pasar por alto su desafortunado escrito. La madre Teresa aparece continuamente en nuestro reportaje, lo hace como lo hacía Jesús a través de su persona. Por medio del trabajo y la entrega a los demás. Ella, debe saber usted, está muerta. Pero nosotros no queremos recordarla homenajeándola como si fuera un actor de filmoteca, viendo vídeos de su persona. Queremos recordarla como ella hubiera querido, con acción y resultados. Así era la madre Teresa, una mujer de acción y resultados. Una mujer de una sola pieza que llevó a cabo su misión de una forma inquebrantable a pesar de las injustísimas críticas que recibió de personas como usted. Altruistas de sillón que buscaron la manera de descalificar, con argumentos tan absurdos como el color de pelo, el valor de su entrega y compromiso, para poder así seguir escurriendo el bulto de su propia insolidaridad. Espero que, como mínimo, done usted a nuestra ONG, El Compromiso, su sueldo por haber escrito semejante despropósito. El número de cuenta es el 252, de la agencia 1.306 de Banesto. Sería lo mínimo que los niños de la asociación aceptarían como compensación por atentar hacia su sustento, que son las donaciones. Por último, me gustaría pedirle un favor. Si como bien parece una persona de tan magna conciencia social, como usted va a cielo, haga el favor de llevarse una foto mía y cuando se encuentre con la madre Teresa désela de mi parte. Seguro que le divierte muchísimo mi nuevo peinado. Fue una persona que demostró hasta en las situaciones más terribles un gran sentido del humor. Y la capacidad de adivinar el corazón de las personas por encima de su aspecto externo.-
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