Empleo y política

Las cifras del paro de agosto han puesto de manifiesto lo que vienen señalando los responsables políticos de la Junta sobre los efectos negativos que para nuestra economía puede estar teniendo la política de bloqueo y discriminación del Gobierno central. De hecho, aunque la tasa de desempleo andaluza evoluciona en paralelo a la nacional (el diferencial de desempleo sigue rondando el 3% con algunas asincronías), lo cierto es que los meses de verano tendrían que haber producido mayor incremento del empleo, ya que los efectos cíclicos asociados al turismo son más apreciables en nuestra comunidad. Como se viene repitiendo en el último año, las provincias con mayor peso del sector público andan un poco a remolque en las cifras de desempleo, fruto de las restricciones financieras por el no reconocimiento de la población real a efectos de financiación autonómica y la falta de inversiones del Estado. De ahí lo necesario para Andalucía que el Gobierno central modifique la postura de bloqueo institucional que obtienen todas las propuestas de negociación del presidente Chaves, pues de no cambiar su actitud muy probablemente será sancionado en las urnas. Por fortuna, la austeridad de la política presupuestaria llevada a cabo por la Junta en los últimos años ha permitido mejorar su posición deudora, con lo que para los próximos ejercicios tiene una importante capacidad de suplir las tacañerías y venganzas económicas con políticas inversoras activas que mejoren la evolución del empleo.