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"Urge volver a dignificar el rock", afirma Radio Futura

El grupo regresa sólo con una antología

Diego A. Manrique

El del 1998 está resultando un verano raro para los fundadores de Radio Futura: mientras su disco antológico Memoria del porvenir se mantiene entre los más vendidos del país, ellos tienen que estar explicando a todas horas que no, que Radio Futura no existe como grupo vivo y, por consiguiente, no hay planes para actuaciones ni más lanzamientos en el horizonte. Auserón y Sierra siguen con sus propios proyectos.

Luis Auserón y Enrique Sierra han aparcado por el momento sus proyectos particulares y están centrados en su grupo común, Klub, que investiga una línea tecno-rock y ha fichado por DRO East West. Santiago Auserón sigue actuando con la última encarnación de Juan Perro, a la vez que aporta su voz y carisma a diferentes eventos: los próximos discos de Raimundo Amador y Kiko Veneno, conciertos lorquianos.Se ve obligado a rechazar otras tantas ofertas, ya que desea volver a concentrarse en conseguir su doctorado en filosofía. Una dedicación difícil cuando la industria de la música sabe que en próximos meses debe renegociar su contrato con Ariola o buscarse un nuevo hogar discográfico.

Con cerca de veinte años en los escenarios, los tres tienen suficiente perspectiva para valorar lo ocurrido con el rock español: "Cuando empezábamos, se trataba de naturalizar los ritmos espontáneos del habla dentro de la rítmica internacional, de conseguir una dicción natural con un lenguaje tan seco como el castellano, buscar posibilidades de swing al estilo de las que había en el extranjero.

A la vez, había que encontrar formas rítmicas autóctonas, que surgieran de nuestra propia cultura". Rápidamente descubrieron que el trabajo artístico requería controlar las infraestructuras.

"Aprendimos en carne propia cómo hacer discos, cómo montar conciertos, cómo sobrevivir a las giras. Cosas tan simples como separar las tomas de corriente para que las luces no interfirieran en el equipo de sonido. Desdichadamente, en los últimos tiempos se ha abandonado el terreno ganado, se han malvendido los avances de los años ochenta. Los grupos jóvenes tienen entusiasmo, pero les falta sabiduría. Y es que el medio te impide coger experiencia: tocas en garitos sin posibilidades de sonar decente. Estos músicos de 18 0 20 años viven de sus padres y eso les impulsa a no profesionalizarse, a aguantar con lo que tienen y no soñar en experimentar".

El riesgo

Semejante estado de cosas no es casual, insisten: "La sociedad promueve que lo más cómodo es pasar por el aro. Ni los medios de comunicación ni la industria especializada asumen el riesgo. En los ochenta pasamos por la etapa del destape cultural: el rock era una novedad aceptable y una consigna social asumida tras años de estar en el underground. Lo triste es que el rock fue absorbido por la industria publicitaria. Había dinero fácil y todo se pervirtió. Así que ahora te dicen impunemente en la discográficas que no van a apostar por tu disco si no se consigue que una canción suene en algún anuncio. Es una aberración total. Cuanto más sospechoso es el producto, más radical es la música que ponen para anunciarlo".Más recuerdos: "Cuando fundamos Radio Futura éramos delineantes, currantes con ganas de expresarnos. Firmamos un contrato extraño y el primer disco se fue por territorios que no eran los nuestros. Luego nos reinventamos como banda de rock digamos experimental y tuvimos que pelearnos para que nos liberaran de un contrato con una compañía que no creía en nosotros. La situación ha vuelto al mismo punto."

Muchas de las intuiciones de Radio Futura son ahora gozosas realidades. Por ejemplo, el llamado rock latino: "En 1981, cuando Hispavox se negaba a grabarnos el segundo elepé, íbamos allí con unas maquetas tituladas Rock latino y aquello provocaba auténticas carcajadas. Pero nosotros creíamos que tenía sentido: hasta los yanquis respetan la frontera del sur como fuente de información. Teníamos el precedente de Mink DeVille".

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