Barberá renuncia a acoger una exposición sobre Roma a la que Valencia aporta importantes piezas

El Ministerio de Cultura prepara una gran exposición que pretende lucir los restos romanos que alberga la Península Ibérica. Bajo el lema Hispania en el año de Trajano, el emperador romano del siglo II nacido en Itálica (junto a Sevilla), los responsables de la muestra han solicitado al Ayuntamiento de Valencia un mural y tres piezas que son conservadas en depósitos municipales. El Ayuntamiento se ha apresurado a prestar su colaboración, pero ha renunciado a utilizar la aportación de patrimonio para solicitar que la exposición itinerante se detenga en Valencia.

El Ayuntamiento se ha volcado con los responsables de la muestra que organiza el ministerio, pero parece haber olvidado a los vecinos de Valencia. La exposición, que se estrenará en Madrid, hará sendas escalas en Zaragoza, Córdoba y Mérida, localidades, todas ellas, gobernadas por el Partido Popular. Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, no sólo es del PP, sino que ocupa la presidencia de la Federación Nacional de Municipios y Provincias, organismo capaz de ejercer ante el Estado la máxima representación de la autonomía municipal. Sin embargo, la única exigencia que ha formulado el Ayuntamiento como compensación por aportar un mural y tres piezas claves que datan de la época de Trajano ha sido la mención, en los catálogos que prepara el ministerio, de la colaboración de la corporación municipal de Valencia. Tanto la alcaldesa de la capital como Alfonso Grau, primer teniente de alcalde y concejal de Hacienda, han desestimado las críticas de la oposición en torno a la desidia del equipo de gobierno municipal con argumentos como: "Menos mal que no nos han pedido el teatro romano de Sagunto", en palabras de Barberà, o "otra cosa sería que se tratase de una exposición sobre el islam", según Grau. El emperador Trajano, de origen andaluz, estuvo más preocupado de elevar grandes edificios en las fronteras del imperio para impresionar a los bárbaros que asediaban a las tropas romanas desde Lusitania (hoy Portugal), que en fomentar la grandeza de la entonces Valentia, ya consolidada como ciudad romana. Grau se aferró a las consideraciones históricas para restar importancia a las críticas vertidas por el concejal socialista Pablo Gil, que insistió en la "pereza" del equipo de gobierno municipal a la hora de defender la posibilidad de que la exposición se presente en Valencia. Gil lamenta que la ausencia de interés hacia la muestra de parte de la alcaldesa que aspiró a elevar su ciudad a la categoría de capital cultural europea en el año 2001 no responda a un hecho concreto, sino que se haya convertido en habitual. Para defender su argumento, Gil recuerda que la magna exposición sobre los íberos, que se presentó en Madrid, París y Barcelona con gran éxito de público, provocó una situación similar. Valencia aportó el denominado Tesoro de Cheste, pero rechazó pagar los 14 millones de pesetas exigidos por los organizadores para presentar la muestra en la tercera capital de España. El tercer caso es la exposición en torno a la obra del pintor valenciano Mariano Benlliure, en la que Valencia renunció a cualquier protagonismo. La posición de la Generalitat al respecto tampoco resulta muy constructiva. Los responsables de las Cortes, implicados lateralmente en la cesión de patrimonio, sólo han solicitado su presencia en todas las inauguraciones de la muestra a cambio de su cooperación.