Vivir en Irlanda del Norte
Sin entrar en polémicas, que de nada sirven, me gustaría contestar ciertas cosas que he tenido que oír y ver en los medios de comunicación últimamente, barbaridades que sólo las puede decir alguien que no haya pisado en su vida Irlanda del Norte. Y quiero contestarlas porque me duele que en mi propio país se hable así de un pueblo que me ha tratado tan bien y me ha dado tanto. Creo que se lo debo a la gente de Irlanda del Norte, esa gente que está luchando cada día por cerrar las viejas heridas del pasado y construir un futuro en paz e igualdad, como hicimos nosotros no hace tanto tiempo. A veces parece que en este país no hubo nunca una guerra civil que originó odios tribales ni un periodo histórico en el que no tuvimos libertad sin ira.Tengo 24 años, soy licenciada en filología inglesa y, a causa de mi profesión, he vivido en Irlanda del Norte dos veces. La primera, cuando tenía 21 años y fui estudiante Erasmus en la Universidad del Ulster, campus de Coleraine. Y la segunda, durante el curso 97-98, en el que trabajé como auxiliar de conversación de español con una beca que me concedió el Ministerio de Educación español para ir allí a dar clases. He vivido allí todo el proceso de las conversaciones de paz que llevaron al famoso Acuerdo del Viernes Santo y al famoso referéndum del 22 de mayo. Es más, ese día yo estuve en un colegio electoral con una compañera de trabajo y amiga irlandesa cuando ella fue a votar.
Yo he trabajado en un instituto católico sólo de chicas y en otro mixto para católicos y protestantes, y he conocido a gente de ambas comunidades. Y lo único que puedo decir al respecto es que en mi vida me he sentido tan cómoda y tan en casa estando tan lejos de mi país. Porque los norirlandeses, sin conocerme de nada, me han abierto las puertas de sus casas, me han invitado a comer y a dormir, me han llevado en coche a todas partes y cuando he tenido un problema han estado a mi lado. Y me duele mucho que se ponga en el mismo saco a esa gente y a cuatro locos terroristas que, por desgracia, también viven en ese país. -
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