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Reportaje:OASIS DE AGOSTO

Boga tranquila por el 'padre Tajo'

El padre Tajo, a su paso por el real sitio de Aranjuez, tiene el carácter tranquilo. Atrás quedan sus aguas rápidas del tramo alto. En éste, su curso medio, la corriente fluye mucho más pausada. Sus orillas están repletas de árboles a modo de enormes paredes verdes. Las ramas más osadas se sumergen en el río. Todo tiene color verdoso, hasta el agua. La parsimonia de la corriente, unida a la triste silueta del sauce llorón, contagia hacia un bogar melancólico. Se trata de un paseo náutico digno de reyes que, como tal, practicaba Carlos IV hace un par de siglos. El monarca empleaba el cauce del río como vía de comunicación entre su residencia y la Casita del Labrador en los Jardines del Príncipe, donde acudía para cazar. Pues bien, este real paseo lo puede practicar el vulgo a diario en verano y los días de fin de semana en el mes de septiembre. Y sólo por 600 pesetas la hora. La única diferencia radica en que las embarcaciones que se pueden alquilar en el Centro de Actividades en la Naturaleza (teléfono 91 891 43 63) son mucho más modernas que las del monarca. Se trata de piraguas de última generación, diseñadas para no volcar ni frente a las olas del mar. Son canoas de una o dos plazas, provistas de agujeros de desagüe que vacían la embarcación cuando hace agua. Estas canoas hacen fácil el navegar hasta para marineros de agua dulce. El excursionista dispone de un total de 14 embarcaciones con una capacidad de 20 plazas. El centro está dentro del cámping Soto del Castillo y también ofrece bicicletas de montaña para completar la jornada.Orencio Rodríguez es el fundador del centro. Ha comandado excursiones en canoa Tajo abajo, hasta la desembocadura en Lisboa. Su hijo Sergio, de 16 años, remaba el viernes con una soltura envidiable aguas arriba del río. Afirma que "es mejor empezar remando aguas arriba porque luego el regreso a puerto es más suave. Aunque parezca que no, la resistencia de la corriente se nota, y por eso, cuando regresas con las fuerzas gastadas, es mejor hacerlo corriente abajo", señala este joven capitán. A Sergio lo que más le gusta de los paseos por el Tajo es la conocida como Isla de los Patos, "donde se juntan muchas aves para criar a sus pollos. Hace un mes, más o menos, el río estaba lleno de patitos", explicó. Lo que menos le agrada, es "el mal olor de los vertidos del club de hípica", afirma.

Tan sólo los animales silvestres suponen un sobresalto en el transcurrir del remero. Los asustadizos azulones, un tipo de pato; el ruidoso vuelo de arranque de las palomas torcaces, que anidan en los frondosos árboles de la ribera, y el salto de alguna carpa juguetona alteran a veces el silencio del río.

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