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Yeltsin: "No se me puede quitar de en medio, no dimitiré, trabajaré todo mi mandato"

Por fin el presidente ruso, Borís Yeltsin, ha roto su silencio para intentar poner las cosas en su lugar: "No se me puede quitar de en medio. Sobre todo, teniendo en cuenta mi carácter. No me iré a ninguna parte, no dimitiré, trabajaré todo mi mandato constitucional". Al mismo tiempo y por primera vez Yeltsin, 67 años, dijo con todas sus letras lo que tanto esperaban oír desde comunistas a liberales: "En el año 2000 habrá elección de nuevo presidente, y yo no participaré en ella". Esta declaración se veía venir. Los rumores sobre su dimisión y debilidad física rebasaban todos los niveles.

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Estas voces estaban creando un clima de inseguridad que, unido a la debacle económica, amenazaban con hundir al país en el caos. Había que actuar, y Yeltsin se decidió ayer a hablar. Eligió para ello la forma de una entrevista televisada a la nación.Después de haberse pasado los días más críticos de la crisis financiera y política alejado de Moscú, en su residencia campestre, Yeltsin regresó ayer al Kremlin, donde desarrolló una gran actividad, con la que ya quería demostrar que sigue manteniendo las riendas del poder y que no está dispuesto a soltarlas.

El líder ruso se mostró seguro de sí mismo y desmintió que le hubiera dado al primer ministro en funciones, Víktor Chernomirdin, facultades extraordinarias: "Tiene los mismos poderes que cualquier primer ministro de un país desarrollado".

[Contradiciendo en parte a su presidente, sin embargo, su representante personal ante la Duma declaró que Yeltsin ha cedido ciertos poderes a Chernomirdin y a la Duma , informa Reuters. Alexandr Kotenkov mencionó cuatro concesiones clave: enmiendas a la Contitución de 1993; nombramiento por parte del primer ministro, y no del presidente, de los ministros; derecho del Parlamento de supervisar la designación de los ministros; y que el nuevo gobierno pueda trbajar durante un año sin ataques de Yeltsin y la Duma]

Yeltsin creyó necesario también salir al paso de quienes afirmaban que estaba preparando un nuevo octubre de 1993, cuando disolvió por la fuerza al Parlamento. "No tenía pensado ni pienso disolver la Duma", dijo Yeltsin, para agregar que "por motivos éticos y políticos" no comentaba la reciente resolución de los diputados en la que le piden que dimita.

Refiriéndose a las numerosas entrevistas mantenidas a lo largo del día, Yeltsin destacó la reunión con Chernomirdin, Yegor Stróyev, el jefe del Consejo de la Federación (la Cámara alta del Parlamento ruso formada por los barones regionales), y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov. El presidente dijo que ha conseguido el apoyo de estos influyentes políticos a la candidatura de Chernomirdin y que espera que ahora otros se sumen.

Anteriormente a la emisión de la entrevista, Yeltsin destituyó a Anatoli Chubáis como su representante personal ante los organismos financieros internacionales. El puesto no existía antes del 17 de junio, y fue creado especialmente para que Chubáis, el ultraliberal que dirigió la privatización en Rusia, negociara un macrocrédito con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Chubáis cumplió a las mil maravillas la tarea encomendada, y ya en julio Moscú recibió el primer tramo de la ayuda adicional del FMI. Ahora el puesto se había vuelto técnicamente irrelevante. Sin embargo, la caída de Chubáis tiene un significado político importante, ya que es la figura más odiada por la oposición.

Al respaldo dado por Luzhkov y Stróyev a Chernomirdin, se sumó ayer otro importante, el de Alexandr Lébed, gobernador de Krasnoyarsk. "El primer ministro tiene una pequeña posibilidad de superar la crisis, siempre y cuando se le ayude. Así que hay que hacerlo. No se puede actuar según al principio cuanto peor, mejor, como hace la oposición", señaló el carismático general. Los diputados se reunirán el lunes para aprobar o rechazar la candidatura de Chernomirdin, según anunció ayer Guennadi Selezniov, presidente de la Duma. Según la Constitución rusa, si la Duma rechaza por tres veces consecutivas la candidatura presentada por el jefe del Estado, éste tiene derecho a disolverla y convocar elecciones anticipadas. La oposición desea que Yeltsin se comprometa a comenzar un proceso de reformas constitucionales para corregir los desequilibrios existentes entre los poderes del Estado.

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