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Los campos de trabajo han movilizado a 1.600 jóvenes en la comunidad autónoma

Son 824 jóvenes los que este año han acudido a los campos de trabajo (Auzolandegis) del País Vasco y 838 los vascos que han salido fuera de la comunidad autónoma para el mismo cometido. Este proyecto de recuperación del entorno histórico y natural ha cumplido 13 años y la campaña de 1988 ha sido calificada ayer de "muy satisfactoria" por José María Agirre, viceconsejero de Cultura.

Ni el viceconsejero ni el director de la Juventud del Gobierno vasco ocultaron ayer su orgullo al saldar las cuentas de los campos de trabajo este año. Han sido 14 municipios los que se han beneficiado de este proyecto: cinco de Vizcaya, otros cinco de Álava y cuatro de Guipúzcoa. Las actuaciones son de todo tipo: desde la recuperación del patrimonio cultural del monasterio de Estibaliz (Álava), al acondicionamiento del manantial salino que nutre las eras de Salinas de Añana (Álava) o la recuperación del camino de Telleriarte en Legazpia (Guipúzcoa). Irene, alicantina de 19 años, trabaja acondicionando la representación de unas grutas en el Ecomuseo de Artea (Vizcaya). Ella es uno de los que han venido de fuera a trabajar en Euskadi. De los 824 jóvenes que participan en los 14 proyectos en el País Vasco, 499 provienen de otras comunidades, 116 son extranjeros y 206 vascos. Irene decidió participar porque tenía una amiga que ya había estado el año anterior. "He hecho cosas que no había hecho en mi vida", dice mientras apura las últimas horas de sus dos semanas en el valle de Arratia pintando las paredes de la cueva ficticia de color tierra. "El País Vasco es precioso y nos han tratado de maravilla", piropea. El resto de los pintores asiente: "Una pasada", corrobora una burgalesa. También destacan todos el excelente ambiente que se crea entre la veintena aproximada de jóvenes que forman cada grupo de trabajo. Como nota curiosa el propio alcalde de Artea, Xabier Beitia (PNV), ya ha oficiado tres matrimonios entre participantes en los campos de trabajo. Tres objetivos "Yo resaltaría tres objetivos que se cumplen año tras año. El primero, claro, es el proyecto técnico de trabajo, en el que los municipios tienen una participación fundamental. Los jóvenes dedican cuatro horas cada mañana a su realización. El segundo es la inserción en nuestro medio, nuestro entorno y nuestra realidad de los jóvenes que acuden. Y el tercero es la convivencia de personas de diferentes orígenes geográficos y sociales", señaló José María Agirre, que definió los campos de trabajo como una escuela de pluralismo y tolerancia. Así lo ha vivido Irene, que ya piensa en volver el próximo año.

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