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Silencio y opacidad de la Xunta ante los incendios en los montes gallegos

Decenas de incendios están asolando los montes gallegos, sin que su alcance real termine de cuantificarse por los silencios y opacidad de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta a facilitar informaciones veraces sobre el problema, según denuncian los partidos de oposición y diversas organizaciones sindicales y ecologistas. La Xunta considera que la situación no es preocupante y centra su interés en la detención de los pirómanos, una vez comprobado que la mayoría de los fuegos son intencionados.El más preocupante de estos incendios se viene desarrollando desde el martes en montes de los municipios coruñeses de Carnota y Muros, donde han ardido ya más de 1.600 hectáreas. Un humo denso invade los núcleos de población más próximos a los frentes del fuego y algunos vecinos han tenido que recibir asistencia médica por problemas respiratorios y nerviosos.

El sábado por la noche se vivieron momentos de pánico entre los vecinos prevenidos para desalojar sus casas. "Hemos tenido una noche infernal", confesaba ayer Manuel Brea, teniente de alcalde de Carnota. Un cámping fue desalojado.

Otros incendios importantes se localizaban ayer en puntos diversos de las cuatro provincias gallegas, pero la Consellería de Medio Ambiente permaneció cerrada durante todo el día y no hay constancia de su alcance. Los partidos de la oposición y organizaciones sindicales y ecologistas acusan a la Xunta de no facilitar datos veraces sobre los incendios forestales de este verano y los anteriores. Un silencio que llega "por la necesidad política del Partido Popular de vender el éxito de su batalla contra los fuegos", afirmaban ayer los grupos Adega y Erva.

En lo que va de año han ardido 12.000 hectáreas de monte, la mitad que en 1997, según el Gobierno gallego. Éste considera modélicos sus métodos de afrontar el problema. Claudio Quintillán, responsable de política forestal de la CIG, destaca sin embargo la falta de conciencia social sobre el mismo "por falta de información global".

Quintillán también critica la operatividad de las cuadrillas de tierra. "Están contratando a estudiantes para sólo tres meses, y en este período no hay tiempo para darles formación y para que conozcan las zonas donde actúan, lo cual es importantísimo", dijo. Como consecuencia, según él, menudean los casos en que se remiten grupos de extinción a un sitio determinado "y tardan, porque no conocen los accesos, o se pierden".

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