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Tribuna
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Nueve

El final de nuestro agosto vacacional ha destapado la caja de los truenos en la Bahía de Algeciras, en un ámbito de electoralismo desenfrenado que abanderan los ediles del PA de la zona. Como es de todos conocido, el principal ámbito de poder del PA se concentra en importantes ayuntamientos de la provincia de Cádiz. Dichos ayuntamientos han sido la bombona de aire que ha permitido a esta formación política sobrevivir, tras el garrafal error del referéndum del 28-F, donde apostaron por la abstención. De ahí que para el PA, la provincia de Cádiz y alcaldías como la de Algeciras sean zonas irrenunciables y de alta beligerancia política. En este ámbito y a muy pocos meses de las elecciones municipales, el alcalde de Algeciras ha reavivado la polémica sobre la necesidad de crear la novena provincia andaluza, mediante la segregación de la provincia de Cádiz. Ello a sabiendas que jurídicamente no son viables los métodos que se proponen y que la propuesta es del todo contradictoria con el propio discurso político de esta formación. De hecho, hace pocos meses, el PA volvió a plantear la Ley de Comarcas, en la que se abogaba por una pérdida de las ya escasas competencias provinciales a favor de nuevas instituciones comarcales y ahora desde Algeciras se exige la creación de una nueva provincia. Ciertamente contradictorio. La realidad es que igual que la confederación propuesta por PNV, CiU y BNG, no es más que puro electoralismo para las elecciones europeas, lo de Algeciras y la novena provincia es electoralismo del PA de cara a las elecciones municipales. Dentro de una estrategia política que se basa en dos principios fundamentales: uno, que en cada localidad gobernada por andalucistas el alcalde es el rey y dicta su propia táctica electoral al margen de los órganos nacionales del partido; y dos, que las propuestas deben ser altisonantes y muy difíciles de realizar a corto plazo como para que los ciudadanos tengan una idea fácil a la que asociarse y lo hagan por el mayor tiempo posible, es decir: provincias, metros, parques temáticos y demás fetiches políticos. Menos mal que en su postura en el ámbito andaluz los fetiches son más complicados y el PA más serio.

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