El tráfico de la Casa de Campo se reordena para alejar la prostitución

El Ayuntamiento de Madrid ha cambiado los sentidos de circulación de varias calles de los aledaños del Parque de Atracciones de la Casa de Campo para impedir que los visitantes tengan que cruzarse en su camino con las prostitutas que trabajan en la zona. El concejal de Circulación, José Ignacio Echeverría, del PP, aseguró ayer que éste es el primer paso para restringir el tráfico en el parque y separar la prostitución de las zonas de recreo. "Se trata de alejar al cliente que va buscando lo que va buscando en coche de los que van al Parque de Atracciones o al zoo", resumió el concejal. Hasta ahora, prostitutas y visitantes del Parque de Atracciones coincidían en la carretera de Batán, ya que esa vía servía para acceder al recinto recreativo y al mismo tiempo constituía una vía principal de la Casa de Campo.

Con el cambio, efectuado hace un par de semanas, esa carretera sólo sirve para llegar al aparcamiento 1 del Parque de Atracciones. Desde ahí, los coches se ven obligados a salir del parque hacia la colonia Campamento. Y dado que la zona de Batán ya no constituye una zona de paso, las prostitutas se han retirado de ahí a la carretera de Rodajos, un centenar de metros al norte.

Pilar, una de las mujeres habituales de la Casa de Campo, explicó ayer cómo ha afectado el cambio de señales a su negocio. "Me afecta porque los clientes que antes me buscaban allí ahora no me encuentran, pero qué se le va a hacer", se resigna. Y luego se queja de la hipocresía de algunos: "No quieren que sus hijos nos vean, pero luego vienen ellos".

Con la modificación, el acceso a la carretera de Rodajos se ha convertido en una vía de doble dirección, por lo que en el cruce se ha tenido que implantar un ceda el paso, punto que las nigerianas utilizan ahora para abordar a los conductores.

Pese a estos cambios, el gobierno municipal no ha eliminado el tráfico en las vías en las que proyectó hacerlo en 1996: en el camino de Rodajos (limítrofe con Pozuelo de Alarcón) hasta la puerta del mismo nombre, por donde pasan unos 14.000 vehículos diarios; en el paseo de los Castaños (entre la glorieta de Siete Hermanas y el lago) y en la carretera de Garabitas.

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