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La calle de Joan Blanques, entre Encarnació y Congost, gana el premio a la mejor decoración

Los vecinos de la calle de Joan Blanques, entre Encarnació y Congost, se llevaron ayer el premio a la mejor decoración en las fiestas de Gràcia con una simulación de un bosque hecho con árboles de papel de celofán. Los premios segundo y tercero fueron para la calle de la Providència, con un carnaval, y para la de Verdi, entre Robí y Providència, donde los vecinos han instalado un recorrido lleno de móviles y figuras geométricas. Los 16 representantes de la calle ganadora, todos con el cabello pintado de azul y verde, recibieron el premio con gritos y algunas lágrimas de emoción de manos del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y del alcalde de Barcelona, Joan Clos. Hace más de 10 años que se presentan a la competición y ésta es la primera vez que resultan vencedores. El resto de los vecinos, a pesar de la rivalidad que existe entre las calles, acató la decisión del jurado con aplausos casi unánimes. Los aplausos acallaron al mismo tiempo la protesta de un grupo de okupas que abucheaba a los dos políticos. "Avui no toca" Mientras cada equipo se iba a celebrar el éxito o el fracaso a su calle, Jordi Pujol y Joan Clos iniciaron un recorrido por el barrio. Primero juntos, pero después de la tercera calle, Clos, a quien acompañaba el ex senador del Partit dels Socialistes Josep Maria Sala, dejó la visita para volver el martes. Pujol, que anunció que inmediatamente volvía a Queralbs a proseguir las vacaciones, continuó su baño de multitudes. El presidente advirtió, antes de comenzar la visita, que el de ayer era un día de fiesta y que iba a dejar los asuntos "comprometidos" para más adelante. Ni la polémica desatada por el traslado del consejero de Economía, Artur Mas, desde el Pirineo hasta el hospital de Vall d"Hebron en helicóptero para curarse una lesión leve, ni el otoño caliente que se avecina fueron objeto de comentario: "Entramos en un periodo complicado de elecciones. Como será tan intenso, dejad que me dedique a cosas menos comprometidas, como mínimo esta semana". Pujol, con traje y un bronceado veraniego, entonó el "avui no toca" unas cuantas veces a lo largo de la visita. Los vecinos que intentaban hablarle de lo suyo se quedaron con las ganas: "Hoy la taquilla está cerrada", le dijo a un chico que reclamaba una subvención para una colla castellera. Pujol, que iba acompañado de Teresa Sandoval y Francesc Homs, concejal y presidente, respectivamente, del distrito de Gràcia, y de Albert Torres, presidente de la Federació Festa Major, saludó a muchos por su nombre de pila, una familiaridad que dejó a más de uno descolocado. Los transeúntes se lo quedaban mirando con cara de incredulidad, y algunos aprovechaban para hacerse fotos con él. La plaza de Rius i Taulet fue ayer escenario de la primera diada castellera de las fiestas de Gràcia. Una exhibición de castells de seis y siete pisos que se saldó con poca llenya.

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