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El PSOE ve agotado al Gobierno y roto el diálogo con el PP ante "el último curso político de la legislatura"

Javier Casqueiro

El PSOE afronta el "último curso político de la legislatura", que empezará en septiembre, con ninguna esperanza en lo que respecta al diálogo institucional sobre los grandes asuntos de Estado con el Gobierno del PP y con toda la ilusión de recuperar, en el plazo de los próximos 10 meses, la confianza de la gente en su proyecto para ganar todas las elecciones convocadas hasta las generales. El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, ha lanzado estos días desde su retiro veraniego en Vera (Almería) sendos avisos al Gobierno y a su partido sobre cómo abordará estos meses que considera definitivos antes de las autonómicas de junio. Almunia ve por un lado al Gobierno de José María Aznar "agotado, sin ideas, insensible, aferrado al poder y solo: les ha sobrado media legislatura y ya no saben qué hacer". El máximo dirigente del PSOE también observa un defecto entre los socialistas: "Nos prestamos demasiada atención a nosotros mismos".

Almunia considera lógica y casi una tradición histórica en el PSOE esa preocupación excesiva por examinar con lupa sus propios errores, como ocurre entre algunos de sus dirigentes sobre la lucha antiterrorista y los GAL, pero lamenta que ningún otro partido sea tan autocrítico: "Somos el único partido centenario que no ha cambiado de siglas, ni de chaqueta. Los demás han cambiado de tinte y hasta de nombre para no tener pasado".

En cualquier caso, no quiere perder mucho tiempo más en mirar hacia atrás en el nuevo curso: "Si hay un partido que no ha tenido nunca miedo a reconocer sus errores ése es el PSOE. Nosotros siempre reconocemos lo que hacemos, lo malo y lo bueno, pero no somos una estatua de sal que está quieta mirando".

Sobre la condena a José Barrionuevo y Rafael Vera por el caso Marey, sobre los posibles recursos ante el Tribunal Constitucional, sobre futuros casos aún sin resolver de los GAL y sobre los indultos de ambos, son materias en las que Almunia no quiere entretenerse. Cree que todos esos procesos llevan un trámite judicial, no político, que nada le atañe: "La política no se puede subordinar ni hipotecar a la justicia y no se hace política en los tribunales". Por esta misma razón no le agrada hablar sobre el papel de Felipe González como abogado de los condenados.

Eso sí, Joaquín Almunia, como reiteró el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, José Borrell, durante la pasada semana, también sostiene que las metas más importantes para el PSOE están por delante y que no todo es justificable, tampoco en la lucha contra ETA.

En ese aspecto de examen de conciencia, lo que más inquieta a Almunia es que los ciudadanos se convenzan de que en el PSOE actual no tendrían cabida personas con ese tipo de conductas inapropiadas: "Nuestro reto en cuestiones de financiación y de ética es dar confianza a la gente y convencerles de que las cosas que queremos hacer las vamos a hacer de verdad. No puede quedar un sólo resquicio de duda de que los socialistas llegan y luego hacen lo que hacen".

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El curso político definitivo

En ese contexto es en el que Almunia considera determinantes los próximos diez meses. El secretario general del PSOE advierte de que éste que empieza en 15 días es "el último curso político y el más importante de la legislatura, el definitivo". Almunia agregó: "De aquí a junio, cuando se celebren las elecciones autonómicas, municipales y europeas, nos jugamos también el resultado de las próximas generales. Ahora partimos prácticamente de empate técnico y en junio ya tendremos consolidado el resultado final". El secretario general del PSOE formuló un llamamiento a su partido y a los sectores progresistas de la sociedad para trabajar en estos meses para ganar en todas las citas electorales pendientes, primero en los comicios vascos y luego en los catalanes. Cree que ese escenario es el indicado para conducir luego a José Borrell a La Moncloa. Almunia es optimista, con respecto a ese objetivo, por el mal papel que concede al Gobierno: "Está agotado, tiene miedo al diálogo y le sobran dos años de legislatura, por lo que se dedica a resistirse en el poder pero no a gobernar en serio. Viven de la simulación y la imagen".

El secretario general del PSOE no es que rechace una entrevista personal con el presidente del Gobierno en La Moncloa, es que no le ve sentido ni utilidad: "Aznar debe escuchar a la oposición y soportarla. Tiene que dejar de hacer prácticas y afrontar los grandes asuntos de Estado porque de esta falta de sintonía sale perdiendo España, no el PP ni el PSOE".

Almunia entiende, por ejemplo, que de la incapacidad de negociación desde febrero entre el Gobierno y el PSOE sobre la renovación de cuatro vocales del Tribunal Constitucional puede derivar al final un problema de "falta de legitimidad" de ese organismo cuando deba decidir sobre los recursos de amparo a José Barrionuevo y Rafael Vera.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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