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Calella confisca siete coches de lujo usados por discotecas para atraer clientes

El Ayuntamiento de Calella (Maresme) ha retirado de la vía pública siete vehículos de un grupo de discotecas de la población por infringir la ordenanza municipal de publicidad, que entró en vigor la semana pasada. Los automóviles eran utilizados para trasladar clientes desde diferentes lugares del municipio hasta las discotecas y uno de los coches fue destruido por un incendio en el depósito municipal. Desde hace tres años, las discotecas Turisme 35, Avenue y Western Saloon, que pertenecen a una misma empresa, tienen un servicio de publicidad y recogida de clientes que realizan con limusinas, boogie-boogies y una furgoneta. En total son nueve vehículos que se han dedicado a trasladar hasta los locales a quienes querían tomarse una copa. Sin embargo, la semana pasada entró en vigor la Ordenanza Reguladora de la Actividad Publicitaria y la policía local ya ha inmovilizado y retirado de la calle siete de estos vehículos. Los propietarios de los coches y la furgoneta eliminaron toda la publicidad de la carrocería de los vehículos y han continuado trasladando a sus clientes hasta las discotecas. Aunque fuentes municipales se han negado a explicar qué preceptos de la normativa incumplen los vehículos decomisados, el apartado tercero del artículo 22 de esta ordenanza establece: "Quedan prohibidas las prácticas publicitarias consistentes en la circulación de vehículos con elementos publicitarios que tengan por objeto el traslado de los potenciales clientes desde cualquier lugar del término municipal al establecimiento al que dan publicidad". Molestias a los consumidores Los responsables de las discotecas aseguran que no entienden por qué se ha inmovilizado a los vehículos, ya que la publicidad fue eliminada antes de la entrada en vigor de la normativa. Además, uno de los coches, un boogie-boogie quedó totalmente destruido por un incendio que se declaró en el depósito municipal. La policía desconoce las causas del siniestro. La nueva normativa considera que el crecimiento de la publicidad "provoca un incremento de las molestias a los consumidores" y obliga a las empresas que operan en Calella a solicitar licencia administrativa al Ayuntamiento para realizar cualquier tipo de actividad publicitaria. La ordenanza prohíbe la publicidad en la playa, la colocación de octavillas en los parabrisas de los vehículos, y la utilización de animales como reclamo publicitario.

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