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Óscar Tusquets reforma el auditorio de Las Palmas para paliar las deficiencias acústicas

Cuatro nuevos reflectores de sonido intentarán bajar el nivel de reverberación de la sala

Ocho meses después de su inauguración, el arquitecto Óscar Tusquets realiza reformas en la Sala Sinfónica del auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria con la esperanza de reducir el elevado nivel de reverberación del sonido y detener así las duras críticas que le achacan haber supeditado la estética a la música. Los problemas acústicos de la gran sala se manifestaron sobre todo en las actuaciones de Gilberto Gil y Carlos Cano, aunque también ha habido quejas desde el sector de la música clásica. Los responsables del auditorio rechazan estas críticas.

Sobre la emblemática obra del arquitecto catalán Óscar Tusquets en la capital grancanaria pesa, desde antes de su inauguración oficial el 5 de diciembre del pasado año, la sombra de la duda sobre la idoneidad de sus cualidades acústicas. Ya entonces, el equipo del arquitecto catalán restó importancia a la preocupación mostrada por determinados especialistas, argumentando que "todos los auditorios requieren de un periodo más o menos amplio de aclimatación del sonido".Ocho meses después, y tras la celebración en sus escenarios de más de un centenar de conciertos de todo tipo de música (clásica, flamenca, sinfónica, salsa, jazz...), el auditorio Alfredo Kraus viene recibiendo duras críticas que ponen de manifiesto que sus condiciones acústicas ofrecen, para muchos, una calidad que no está a la altura de una obra de sus características. Entre estas voces destaca la del compositor canario Juan José Falcón Sanabria, quien ha manifestado abiertamente las deficiencias que ha detectado en la sala sinfónica y ha urgido a "tomar cartas en el asunto".

Junto a determinados músicos, como los ya mencionados Carlos Cano o Falcón Sanabria, las principales denuncias han partido de técnicos especialistas de sonido, bajo el argumento de que Óscar Tusquets desoyó recomendaciones del ya fallecido especialista alemán Lothar Cremer, diseñador de las propiedades musicales del auditorio y una autoridad en su campo, en el sentido de que instalara paneles de absorción en los laterales de la mencionada sala, presidida por un amplio ventanal que permite ver el mar. Óscar Tusquets reconoce que no siguió al pie de la letra las recomendaciones: "He respetado muchísimo la opinión de Lothar Cremer, como no podía ser de otro modo, pero otra cosa es que la instalación de reflectores de sonido a los arquitectos en principio nos moleste, de modo que es cierto que instalé los mínimos".

Ajustes previstos

Frente a quienes auguran que la adecuación acústica de este auditorio requerirá grandes inversiones, al menos cinco años y hasta alguna reforma de carácter arquitectónico, Tusquets minimiza la cuestión a los siguientes términos: "Los ajustes acústicos que precisa el auditorio entran dentro de las previsiones iniciales, ya que desde el principio hemos hablado de un periodo de tres años de aclimatación del sonido, algo que sucede en cualquier auditorio. En absoluto requiere modificaciones arquitectónicas. Son mejoras fácilmente solventables".Las obras de adecuación, que se están llevando a cabo en este mes de agosto, consisten en reducir el tiempo de reverberación e introducir cuatro nuevos reflectores de sonido. La primera medida exige recubrir ciertos paneles superiores de un tejido especial de fibra de vidrio, fabricado en Francia, en una superficie que oscila entre los 100 y los 200 metros cuadrados. Posteriores mediciones y pruebas permitirán garantizar la adecuación total de la principal sala del auditorio, según los responsables del mismo.

El coste de esta mejora no superará los 20 millones de pesetas, según el presidente de la Fundación Auditorio Alfredo Kraus, Antonio Castellano, quien considera desproporcionadas y maledicentes estas críticas. Esta inversión, más los 80 millones que costará el órgano que se instalará el próximo año, y cuya presencia absorberá aún más el sonido, será el coste total de la mejora acústica que el auditorio precisa, según sus responsables.

Las reducciones presupuestarias iniciales que sufrió el proyecto de Tusquets -con una inversión en torno a los 3.500 millones de pesetas es el auditorio menos costoso de España- fueron, sin embargo, otro de los factores apuntados por el arquitecto como agravante de los problemas acústicos. En cualquier caso, el responsable de la fundación afirmó que "se han celebrado más de 100 conciertos, y tan sólo en dos ha habido problemas graves de sonido".

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