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Formas

Manuel Vicent

Cuando uno vuelve a su lugar de origen después de muchos años se encuentra con los utensilios domésticos y las viejas herramientas que se usaban en la niñez: el molinillo de café, el almud, la balanza romana, el molde de las magdalenas, el almirez, el arado, el trillo, la hoz, los trébedes, la plancha de carbón...Al haber perdido su carácter utilitario, la mirada nueva que se posa sobre estos instrumentos los convierte en objetos puros. Están depositados todavía en alacenas o despensas polvorientas y en almacenes derrumbados, un espacio que ha sido abandonado. También el tiempo se ha ido alejando de sus formas hasta dejarlas detenidas en un punto del pasado que se confunde con el espíritu. A esos utensilios caseros y herramientas agrícolas estuvieron pegados el amor y el sudor de unos seres desaparecidos, además de todos los flujos y aromas de alimentos, de tierra, de heno y animales.

Estos vapores se han esfumado dejando la materia venteada y desnuda. Si alguien desubicara estos objetos y los trasladara desde el espacio donde duermen bajo el polvo a la sala de un museo y los colocara bien iluminados sobre un plinto, una nueva energía zen brotaría de su interior para transformarlos en obras de arte minimalista. El mismo viajero que un día regresó a su lugar de origen puede entrar ahora fuera del tiempo, en la sala de exposición, después de un largo camino en el que la existencia se le ha hecho dura y compleja.

En las formas simples de estos objetos hallará el inicio de su alma cuando ésta también era todavía una forma pura: el trillo, la niñez, el molde de las magdalenas, las primeras lágrimas, el molinillo de café, la inocencia perdida, el almirez, el nombre de aquel perro, los juegos en la noche de verano, el costurero, el aguamanil de cerámica, aquella niña de las pecas, los trébedes, la noticia del primer crimen, la plancha de carbón, el sentimiento de culpa estremecido junto al primer placer del cuerpo. Después de todo, la vida no es sino una sensación que se extiende sobre las formas de la materia que uno ha amado.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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