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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Incredulidad

Leí con sorpresa e incredulidad la noticia publicada en EL PAÍS-Madrid sobre los intentos de "legitimar" la situación de ocupación ilegal del edificio número 68 de la calle de Embajadores.Antes que nada debo aclarar que estoy lo más alejado que se pueda uno imaginar de posiciones reaccionarias y conservadoras, pero tengo la debilidad de tener muy buena memoria y recordar perfectamente en lo que quedaron todos los movimientos de retorno a una Naturaleza perdida que caracterizaron los años finales de la década de los sesenta y primeros de los setenta.

Las comunas juveniles siempre terminaron como intentos fallidos, cuando no en la disolución de un fracaso anunciado. El grupo de ciudadanos, más o menos ingenuos o románticos que apoyan implícita o explícitamente a estos autodenominados okupas, debieran, aunque sólo fuera por higiene mental, tener algo más de memoria o mejor información.

En primer lugar debieran molestarse en comprobar en qué situación de degradación se encuentra el barrio en que está enclavado el indicado inmueble, con ausencia total de zonas verdes y una inexistente dotación vecinal. Este edificio, ocupado ilegalmente desde hace un año, estaba destinado a suplir, al menos en parte, esas carencias vecinales.

En segundo lugar debemos considerar el concepto de "bien común" y su dimensión de acumulación ciudadana (por el esfuerzo de todos) y consiguiente disfrute colectivo.

Dentro de este enfoque el edificio ocupado, que no se encontraba abandonado y sí sólo cerrado, debe tener esa misma consideración de "bien común" destinado a espacio de aprovechamiento vecinal colectivo, previa su adecuación.

Yo llevo 40 años aportando mi contribución sistemática al Estado, vía impuestos, y sólo tengo un apartamento de 50 metros cuadrados alquilado en el barrio por la nada despreciable cantidad mensual de 76.000 pesetas; mi pregunta es ¿qué han aportado a la comunidad ciudadana estos festivos ocupantes de bienes comunales?, ¿cuál ha sido su valiosa contribución, presente o futura, a la prosperidad de la sociedad como colectivo?

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Tengo la triste impresión de que, con la excusa de una progresía dudosa y no sustentada en datos objetivos, se está fraguando el otorgar carta de naturaleza a un autodenominado "movimiento de okupas" que carece no sólo de los mínimos elementos teóricos que puedan configurar un grupo ideológicamente solvente, sino lo que resulta más grave, de futuro más que dudoso en su viabilidad social.- .

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