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VERANEANTES

El dinero que viene del mar

Tienen poco tiempo y mucho dinero que gastar. El matrimonio Clark, una pareja británica que pasa de los setenta, desembarca del crucero Arcadia en el puerto de Málaga. Llegan con un objetivo claro: consumir. En las menos de ocho horas que van a pasar en tierra firme se va a dejar unas 30.000 pesetas cada uno, según datos de la Autoridad Portuaria. Son sólo dos de los 50.633 cruceristas que han llegado a la ciudad desde principios de año en 95 barcos. Y es que Málaga es tras Palma de Mallorca -en la que desembarcaron 440.000 pasajeros el año pasado- y Barcelona -358.000-, la ciudad de España que más turistas de este tipo recibe. En 1997 llegaron 97.000 cruceristas. Y la tendencia va en aumento: el puerto prevé que este año atraquen 170 buques cargados con 110.000 pasajeros. La zona de cruceros y la zona comercial están muy diferenciadas y "esto es definitivo a la hora de que los organizadores piensen en esta ciudad". Además, según un estudio de la Secretaría de Turismo, cerca del 50% de los viajeros en cruceros están plenamente convencidos de volver a la misma zona geográfica para otra modalidad de vacaciones. A pesar de que cada crucero deja en el puerto una media de 500.000 pesetas por el atraque, "los que más beneficiados se ven de este tipo de turismo son los comercios", según la Autoridad Portuaria. Y basta con ver la rapidez con la que los cruceristas dirigen sus pasos a la calle Larios -la arteria comercial más famosa de la ciudad- nada más desembarcar del Arcadia. "Por eso es tan importante que los turistas se queden en Málaga", aseguran estas mismas fuentes. Con el matrimonio Clark, que es la octava vez que se embarcan en una empresa de este tipo, lo han conseguido. Pero no con todos. Una larga hilera de autobuses espera a pie del crucero para llevarse a los turistas a Mijas (Málaga) y Granada. Los taxistas tampoco pierden esta oportunidad. Mijas: ida y vuelta con tres horas de espera 8.800; Benalmádena: 6.000 pesetas. Americanos y británicos Y es que los cruceristas, americanos, en primer lugar, y británicos en segundo, son en su mayoría de clase media alta -tienen unos ingresos anuales, según turismo de casi diez millones de pesetas- y edad avanzada, porque es en éste momento cuando disponen de tiempo y dinero. Pero la tendencia está cambiando. "Antes sólo había cruceros de lujo, ahora las empresas se dan cuenta de que tienen que ofrecer otro tipo de cruceros y a precios más asequibles para que la gente joven también se anime". A principios de los años 70 la edad media rondaba los 65 años y ahora está entre los 43 y 45, según el informe de Turismo. Vicky Chethan, de 17 años, es una de las pocas personas, entre los pasajeros del Arcadia, que no pertenece a la tercera edad. "Desde hace dos años mi madre nos invita a mi hermana y a mí a hacer un crucero". No lo encuentra aburrido. "Es una buena forma de conocer ciudades diferentes y las actividades que se ofrecen son muy variadas y no sólo para los ancianos", explica. Esta diversificación en el sector y, sobre todo, el Plan Especial del Puerto, que fue aprobado el pasado abril, hace prever que la actividad de cruceros vaya en aumento en la ciudad. A pesar de que "los buques más importantes del mundo atracan en Málaga", la ciudad quiere más. La reforma portuaria prolongará el morro un kilómetro hacia el mar y cederá tres de los ocho muelles del puerto para el atraque de cruceros. No es ninguna tontería. Según el informe de Turismo, durante la última década la industria del crucero es la que más ha crecido a nivel mundial dentro de este sector. "Cuando el puerto esté abierto a la ciudad y se construyan comercios y las zonas de ocio lograremos que vengan más crucero y que los turistas que desembarquen se queden más tiempo en Málaga". Se habrá conseguido así otro objetivo: que sea más el dinero que trae el mar a esta ciudad.

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El puerto malagueño es el tercero en afluencia de cruceros
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