Los traficantes de droga eligen pensiones del centro de Bilbao para realizar sus operaciones
Algunas calles del centro de Bilbao han comenzado a sufrir las consecuencias del asentamiento del tráfico de drogas: Fernández del Campo, Hurtado de Amézaga, Elcano y Euskaduna, además de San Francisco y el Casco Viejo, son las zonas elegidas. Los traficantes se hospedan en pensiones en las que guardan la droga e incluso la venden. En el número 2 de Fernández del Campo, la Policía Municipal y la Ertzaintza han intervenido últimamente más de 20 veces. Los vecinos han pedido al alcalde, Josu Ortuondo, que tome medidas y precinte los establecimientos.
Las mafias de las drogas han trasladado sus campos de acción a calles del centro de Bilbao. La Ertzaintza y Policía Municipal han comprobado en los últimos meses cómo los traficantes se hospedan en pensiones, algunas de ellas sin permiso de apertura, en las que no sólo guardan la droga sino que la expenden. Los vecinos de los inmuebles se topan a diario con los traficantes y los drogadictos que acuden a por su dosis. En las escaleras se tropiezan con jeringuillas, condones y otros deshechos; también se enfrentan a robos en las viviendas, atracos, roturas de cristales, llaves del portal que pasan de mano en mano y demás tropelías. Así consta en informes tanto de la policía autónoma vasca como de la Unidad de Drogas de la Policía Municipal de Bilbao, cuerpos ambos que han actuado en estos casos. En otras calles como García Salazar y Nicolás Alcorta, cercanas a San Francisco, se realizan operaciones en la calle "de hasta 200.000 pesetas. Hacen compras conjuntas que luego redistribuyen a otros. La heroína va en bolsas de plástico, de las de supermercado. Están termoselladas; hacen circulitos para separar las dosis y luego hacen cierres dobles hasta llegar al último paquete. A menudo utilizan las mujeres como correo", detalla en uno de esos informes policiales. Una de las calles donde el tráfico ha alterado más la convivencia vecinal es Fernández del Campo. A la altura del número 2, en el 5º piso, existe una pensión con capacidad para alojar a ocho personas que es centro de venta de estupefacientes. Sólo durante el pasado mes de mayo, la policía ha intervenido en seis ocasiones. La propietaria es una mujer de cerca de 90 años que habita en el primer piso del inmueble. La dueña cuenta con otro hospedaje en las proximidades, exactamente en el número 15 de Hurtado de Amézaga. Denuncias y llamadas Son numerosas las detenciones de inmigrantes ilegales, hospedados en la pensión, y las aprehensiones de sustancias tóxicas, en cantidades de hasta ocho kilos en el caso de heroína. "Los agentes tanto municipales como de la Ertzaintza acuden cada vez que se les llama o cuando los vecinos efectúan alguna denuncia. Hay ocasiones en las que han participado en operativos de más de 12 horas. Lo que ocurre es que no se toman medidas más drásticas. No se entiende cómo la pensión continúa con el permiso de apertura. Se sabe y hay pruebas de lo que allí ocurre y a lo que se dedican sus huéspedes", manifiestan los vecinos del edificio. El hartazgo y el miedo les ha llevado a remitir al alcalde de la capital vizcaína un escrito de denuncia en el que explicitan su situación y le conminan a tomar medidas. "Es una situación límite en la que se pone en peligro la vida de la gente que vivimos aquí; personas trabajadoras, muchas de avanzada edad. Nos han robado entrando a nuestras casas y atracado en la escalera", se precisa en el informe remitido a Ortuondo por la asociación de vecinos la pasada semana.
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