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Entrevista:

"Sigo con la idea de crear la Casa de la Poesía en Madrid"

Tierno Galván, en su día, le cedió una sala del Centro Cultural de la Villa por tres meses para que ella llevara adelante un viejo sueño, crear Los Miércoles de la Poesía, una hora y media semanal dedicada a este arte. Han pasado ya 15 años y la experiencia continúa en pie, cada día con más fuerza si cabe, no sólo por parte de los poetas convocados, sino del público aficionado en general. Con este motivo, el Ayuntamiento de Madrid acaba de conceder a la poeta, escritora y compositora Fina de Calderón la medalla del Mérito Artístico, un galardón que viene a sumarse a los ya muchos recibidos por ella, tanto en España como en Francia. Estos dos países marcan el movimiento de su vida: Madrid, donde nace y vive actualmente, y París, donde vivió postrada desde la infancia debido a una enfermedad en los huesos que le obligó a aprender a pasar los días en la cama de un hospital. Allí acudía un profesor de violín, y así, la música, igual que la poesía más tarde, le hicieron comprender que el ritmo y el movimiento no están sólo en las piernas.Pregunta. ¿Cómo recordaba Madrid cuando la hospitalizaron en Francia?

Respuesta. Todos los recuerdos se centraban en el despacho de mi padre, abogado, en la calle de Padilla. Por allí desfilaban los Machado, Unamuno, Valle-Inclán... A mi padre le debo el amor a la poesía y a la música. Cocteau, Malraux, Sartre, Mauriac, Casadessus, Falla, Halffter, el maestro Rodrigo, han sido personas cercanas a mí en diferentes momentos.

P. ¿Cómo llegó la música?

R. Estudié violín con el profesor que venía al hospital. Me examiné precisamente en el Conservatorio, en París, que estaba en la Rue de Madrid. Me acuerdo de que Pau Casals pidió un sofá para que me examinaran, ya que no sabía tocar de pie, porque mis enseñanzas las recibía en la cama.

P. ¿Es lo mismo la música y la poesía?

R. Cuando estaba postrada, la música era para mí el ballet, el movimiento. Cuando llegó la guerra a España prometí no volver a tocar el violín si mi padre se salvaba. Y así fue. Entonces empecé con la poesía. Escribo y compongo. En la Sociedad General de Autores tengo registradas más de doscientas piezas de música ligera y también música para ballet.

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P. ¿Sigue con su idea de crear la Casa de la Poesía en Madrid?

R. Sí, es algo muy común en Francia, en Bélgica, en Portugal, ¿por qué no aquí?

P. ¿Qué otros planes tiene entre manos?

R. Ahora estoy componiendo un ballet e intentando escribir mis memorias. Acabo de publicar un nuevo libro de poesía, Glorieta de la Melancolía, con el que he intentado andar, más que andar, en la memoria.

Glorieta de la Melancolía. Huerga y Fierro Editores. 110 páginas, 1.000 pesetas. Los Miércoles de la Poesía, desde octubre a las 19.30. Centro Cultural de la Villa.

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