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Moby Dick con vocación de niñera Una ballena inflable es el principal atractivo de una guardería en la playa Victoria de Cádiz

No es la ballena blanca asesina que obsesionó hasta enloquecer al capitán Achab, ni la que sirvió en sus entrañas de refugio durante un temporal a Pinocho o la orca Willy que se encargó de salvar un valiente muchacho, pero a buen seguro que la ballena azul en Cádiz les supera en popularidad. Y lo ha logrado en tiempo récord. En apenas una quincena ha sabido ganarse el corazón de miles de niños que acuden a verla y a jugar con ella casi a diario. Su silueta gigantesca se levanta sobre la arena fina de la playa Victoria y ocupa buena parte de una guardería infantil que hace las delicias de los más pequeños. "¡Lo he traído porque ha soñado con la ballena y no pide otra cosa!", exclama una madre, que contempla expectante como su pibe corre hacia la enorme boca de este mamífero hinchable. Con una cadencia de 40 segundos la mandíbula se abre y se cierra elevándose a una altura considerable, al tiempo que engulle en cada bocado a tres o cuatro criaturas que lejos de asustarse, disfrutan, sabedores de que les espera un descenso divertido de varios segundos por el interior de la garganta hasta llegar a la cola. "Hay algunos que se pasan toda la hora tirándose", asegura Abel Rodríguez, uno de los monitores que cumple con la doble función de poner orden a los deseos incontrolados de los más atrevidos y acompañar a los más temerosos, que observan con pánico cómo desaparecen sus compañeros de juego. "Ese temor lo pierden después del primer intento", Carmen García, otra de las monitoras. En el módulo infantil, de 3 a 6 años, los pequeños disfrutan de variadas posibilidades de divertimento con piscinas llenas de cientos de pelotas de goma, vídeos, representaciones teatrales, guiñol, concursos y juegos. La guardería ofrece en sí toda la dimensión de un centro de entretenimiento para los niños con toboganes, túneles, casitas para enanitos, laberintos, caracoles, caballitos balanceadores y, para los arquitectos del futuro, ladrillos de foan. Toda una oferta que les lleva a realizar ejercicio físico, desarrollar sus estímulos psicomotrices y estimular su imaginación. Pulsera personalizada "Tienes que estar muy encima de ellos" explica Abigail, otra de las monitoras, que coloca una pulsera personalizada con su nombre a Daniel, de 5 añitos, y cifra en una media de 250 ñinos los que acuden diariamente al cuarto de jugar más grande del mundo, tal y como reza una leyenda a la entrada de la guardería. "Pero nuestro record está en 560 que tuvimos el pasado domingo", algo que no parece sorprenderle porque asegura que además de las ansias de los peques, en la mayoría de las ocasiones son los padres los que les llevan para despojarse por unas horas de sus responsabilidades de cuidado. "Hay algunas madres que ni siquiera lo ocultan y nos piden que carguemos con ellos; y las entendemos perfectamente, ya que hay verdaderos manojos de nervios que deben ser agotadores", comenta Carmen, que explica que algunas familias aprovechan la guardería para descansar en la playa o tomarse por la tarde o la noche y hasta la una de la madrugada unas copas sin preocuparse de dónde está el mocoso. Como contraposición está el lado opuesto, detalla Abigail: "Los más asustadizos que nos preguntan si los niños no se irán de allí en su ausencia". Para esos padres, la dirección de la guardería ha establecido un nuevo servicio: Un busca. "Así se pueden ir tranquilos y si pasase algo les llamaríamos", subraya Abigail.

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