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¿Regeneración urbana o atropello desarrollista?

El 8 de agosto de 1939 el Colegio de Arquitectos de Valencia editó un panfleto en el que se oponía a cualquier prolongación de la avenida Blasco Ibáñez. Casi medio siglo después el debate de los técnicos sigue abierto, aún más si cabe tras aprobar el Ayuntamiento prolongar una de las avenida más anchas de Europa hasta el mar. Decisión, la del último pleno, ya bendecida por arquitectos como Alejandro Escribano, que siempre ha llevado la bandera de hacer llegar esta gran avenida al mar y que otros no han querido valorar, como Javier Pérez Igualada o Vicente Casanova. "Saludo la decisión municipal", dice Escribano. "Creo además que la mayoría de arquitectos de esta ciudad ha acabado por asumir su necesidad". Escribano, que redactó el Plan General de Ordenación Urbana en 1988, siempre ha creído que el proyecto es a más de 10 años y necesita del consenso de todas las formaciones políticas. No todos están, sin embargo, con los postulados de Escribano. Arquitectos como Josep Lluís Ros o Luis López Silva apoyan la tesis de la no prolongación y así la defendieron en un reciente y acalorado -los vecinos presentes llegaron a abuchear a los redactores del proyecto que participaron en la mesa redonda- debate en el colegio de Arquitectos. Los críticos creen que prolongar es producto de un urbanismo depredador, más propio del desarrollismo de los años sesenta y que responde a un modelo de ciudad que ya está superado y que corresponde a un diseño tomado del siglo pasado. La respuesta del concejal Miguel Domínguez el viernes no admite dudas. Para el PP la decisión es "arriesgada", pero es "histórica". En el extremo opuesto a Miguel Domínguez están un colectivo de arquitectos que precisamente habitan y tienen despacho en El Cabanyal y son promotores de un movimiento que evite la prolongación. Las hermanas Rosa y María Ángeles Pastor, Vicente Gallart y Carlos Plaza, entre otros, asumen que es necesaria una intervención rápida, pero proponen una solución alternativa: equipamiento e inversión, nuevas dotaciones y rehabilitación, pero sin nueva avenida, sin coste social y sin el sospechoso interés especulativo. Este grupo de arquitectos considera además que con la solución adoptada "se crean más problemas que soluciones, es poco valiente y destruye la zona más virgen del barrio". Este grupo de arquitectos, que tienen despacho en la calle de Escalante, rechazan la acusación de sentimentalismo. "Nosotros consideramos que hay que reformar El Cabanyal. Pero creemos en la solución que planteaba una gran plaza al final del actual Blasco Ibáñez. Eso sumado con equipamientos, podría regenerar el barrio". Este mismo grupo considera que tras la propuesta aprobada hay un interés especulativo. Los redactores de las tres propuestas que ha sopesado el Consistorio de Rita Barberá antes de decantarse por una de ellas son funcionarios del Ayuntamiento de Valencia en excedencia. Vicente Corell y Joaquin Monfort empezaron con más de 25 propuestas aunque finalmente se han reducido a tres, siempre a partir de las orientaciones municipales. Todas con la misma finalidad: la revitalización de El Cabanyal-Canyamelar . Y las tres bajo un designio común: son deficitarias para la Administración, cuestión que muchos arquitectos contrarios a la prolongación ponen en duda. Sobre el debate abierto en los últimos años acerca de las propuestas alternativas que más se han barajado, como la de una solución "en peine" -varios viarios hacia el mar atravesarían El Cabanyal pero con una trama más sensible al barrio- Corell y Monfort consideran que su coste "urbano es superior a cualquiera de las tres que hemos presentado". La propuesta 2 que ha asumido el equipo de gobierno de Rita Barberá afecta "a un 10% de las viviendas y a 600 personas empadronadas", explican los dos redactores, que dejaron el Ayuntamiento cuando llegó a la alcaldía el PP, en 1991. Según ellos se concilian los intereses de la ciudad con el mar y en ningún caso admiten que se "parta el barrio". Respecto a los detractores de la propuesta como Gustavo Vivas, rechazan las acusaciones que lo han tildado de "gris". El Plan de reforma interior que han presentado supone para la zona norte, la más cercana a Alboraia (delimitada por las calles Remonta, Pintor Ferrandis, Reina y Pedro Maza) la apertura de dos nuevas plazas ajardinadas, dos itinerarios peatonales, la creación de tres nuevas áreas dotacionales, pequeñas operaciones de cirugía urbana y la protección de 57 inmuebles en esa zona. Supone la eliminación de 22 inmuebles que agrupan 25 viviendas. Para la zona sur, la cercana al futuro Balcón al Mar (delimitada por la Avenida del Mediterráneo, Francisco Cubells y de la plaza de la Armada española, Reina y Vicente Brull, Mariano Cuber, Francisco Baldomá y Arcipreste Vicente Gallart) la intervención conllevará la apertura de dos nuevas plazas ajardinadas, varios itinerarios peatonales, la creación de un complejo dotacional cerca de la plaza del Rosario, pequeñas operaciones de cirugía urbana y la protección de 182 inmuebles. Provocará la demolición de cinco inmuebles, tres viviendas y cinco locales. Pero el gran efecto sobre el barrio se produce con la propuesta ganadora en la zona centro (delimitada por Pintor Ferrandis, Avenida del Mediterráneo, Doctor Lluch y Bulevar Serrería) por donde discurrirá la prolongación de 48 metros, la apertura del Bulevar San Pedro, varios itinerarios peatonales, apertura de una nueva plaza ajardinada, varios equipamientos públicos y operaciones de cirugía urbana, según los documentos oficiales que los arquitectos han hecho llegar al concejal Domínguez. Supone la demolición de 378 inmuebles que agrupan 943 viviendas. La apertura del Bulevar San Pedro verá demoler 72 inmuebles que agrupan a 181 viviendas. Para esta zona han propuesto la protección de 240 inmuebles.

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