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Manifestaciones

Era una apacible tarde del mes de junio de 1997. La tarde del día 13, por más señas. Hace poco más de un año. Miles de valencianos se lanzaron a la calle a manifestar su protesta contra una sentencia del Tribunal Constitucional. La sentencia venía a decir, sencillamente, que la Universitat de València, en uso de su autonomía científica, tenía todo el derecho del mundo, en el ámbito universitario, a utilizar la denominación de "catalán" a la lengua que hablamos los valencianos, y que en modo alguno el ejercicio de este derecho iba en contra de la Constitución. Esta sentencia no gustó a algunos. Especialmente, al principal perdedor, el abogado García Sentandreu, presidente del GAV, que es quien había iniciado los recursos judiciales para que se prohibiese a la Universitat de València ejercer ese derecho que ahora el Tribunal Constitucional le reconocía. El abogado perdedor se puso en marcha. Reunió a la "Coordinadora de Entidades Culturales del Reino de Valencia" (¿no habíamos quedado que la única denominación "legal" era la de Comunidad Valenciana, y ninguna más?), y acordaron convocar una manifestación para protestar contra la sentencia del Constitucional. El presidente del GAV quería ganar "en la calle" lo que había perdido ante el Alto Tribunal. Como era de esperar, la dirección del "equipo mediático habitual" vio las puertas abiertas, ¡una vez más!, para azuzar la controversia y el enfrentamiento entre el vecindario y puso manos a la obra. Había que "caldear" el ambiente. Los egregios intelectuales que forman parte del "equipo mediático habitual" no cesaban de publicar, cada día, encendidos artículos en defensa de nuestra personalidad y de nuestra lengua, poniendo como chupa de domine al Tribunal Constitucional. El "cabinista" no daba abasto a publicar las llamadas del pueblo valenciano cuya indignación iba aumentando día a día. La dirección del "equipo mediático", sin embargo, quería que la manifestación, que ya se había convocado para el 13 de junio, fuese todo un éxito de "crítica y público". Y que entre ese público figurase lo más granado y prestigioso de la sociedad valenciana capitalina. Para lo cual, había que revestir de "seriedad" el proceso de "precalentamiento" del ambiente. Y se recurrió a publicar en seis entregas, durante seis días seguidos, el discurso pronunciado en el Senado por el profesor Broseta con motivo del debate del Estatuto, en 1982, en el que hizo una gran defensa de la "lengua valenciana" frente al catalán. Y llegó el día 13. Miles de valencianos, alentados y debidamente excitados por el "equipo mediático habitual", se lanzaron a la calle henchidos de amor patrio, a manifestarse detrás de una pancarta en la que se leía: "Sí a l"Estatut. Sí a l"idioma valencià. Sí a les normes de l"Academia de Cultura". La pancarta que abría la manifestación era portada por miembros de la "Coordinadora de Entidades Culturales del Reino de Valencia", presididos por el abogado García Sentandreu, presidente del GAV y por Ricard Lumbreras, portavoz de la Coordinadora. (Conviene recordar que Lumbreras fue aquel que, siendo director general, cuando la preautonomía, prohibió que los niños hablasen valenciano en las escuelas durante el recreo). Y allí teníamos, recorriendo las calles de Valencia detrás de la pancarta, siguiendo al "flautista de Hamelin" como llamó Ferran Belda al abogado García Sentandreu, verdadero triunfador de la tarde, a lo más granado y pulido de nuestro mundo socio-político. Desde el presidente del Valencia, Paco Roig, pasando por empresarios como Federico Félix, Gil-Terrón, la familia Lladró, hasta contar con una nutrida representación de los más destacados políticos de la derecha valenciana: PP, UV y la Iniciativa de Progrés. Serafín Castellano, Martín Quirós, Gil-Lázaro, Pedro Agramunt, José Cholbi, García-Fuster, Héctor Villalba, José Mª Chiquillo, Társilo Piles, José M. Castellà, Mª Àngels Ramón-Llin, Mayren Beneyto, Filiberto Crespo, Fermín Artagoitia, Chimo Lanuza, Vicente Ferrer, Rafael Ferraro, Alfonso Novo, etc, etc, etc. "Tots a una veu" gritando el lema que figuraba en los miles de pegatinas que se repartieron a los manifestantes: "No mos fareu catalans". Todos contribuyendo a la mayor gloria del promotor del invento, el presidente del GAV. Transcurría la apacible mañana del pasado día 13 de julio. El pleno del Consell Valencià de Cultura se reunía en el Palau de Forcalló para aprobar definitivamente el dictamen sobre la lengua elaborado por la ponencia. Ante las puertas del Palau se presentó el presidente del GAV, García Sentandreu, liderando un grupo de apenas medio centenar de personas que se dedicaron a dar gritos contra el Consell mientras lanzaban tomates y huevos contra la fachada. La verdad es que en esta ocasión, la capacidad de convocatoria del "flautista de Hamelin" fue bien escasa. Sin duda debido a que el "equipo mediático habitual" no pregonó la convocatoria. Claro que el "equipo" se encuentra huérfano de dirección y sin rumbo, toda vez que el "oráculo del Reino" se halla de vacaciones. Veremos, a su regreso, cómo encaja todo lo que ha venido sucediendo a lo largo del mes de julio en el seno del Consell Valencià de Cultura y lo que sucederá en las Cortes Valencianas con esto del dictamen. La verdad es que la parroquia debe estar desorientada. De momento, el presidente del GAV ya ha anunciado que habrá movilizaciones. Esperemos a ver si tienen el éxito de la que se celebró en junio de 1997 en que miles de valencianos se manifestaron contra el Tribunal Constitucional, nada menos. Todo dependerá de lo que decida el "oráculo".

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