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Virgin deja España con el cierre de su tienda de Barcelona

VIENE DE LA PÁGINA 1 Dentro de la tienda del paseo de Gràcia, los compradores llevaban las manos llenas de discos compactos y vídeos. Entre 5 y 10 por persona. Sólo algún fanático llegó a gastarse más de 27.000 pesetas. Y de salida, las inmediaciones estaban llenas de personas con las bolsas blancas, rojas y negras de Virgin. Todos pudieron aprovechar unos precios apetitosos. Unos cuantos ejemplos: una película con imágenes y canciones de los fabulosos Backstreet Boys se rebajó de 2.495 a 1.590 pesetas. Su recientemente desmembrada competencia, las Spice Girls, vendía vídeos a menos de 1.000 pesetas. Lo mismo costaba la reproducción de la penúltima película de Quentin Tarantino, Pulp fiction. En los estantes de bandas sonoras, los precios oscilaban entre las 750 pesetas de Bagdad Café y las 2.400 del último musical de Alan Parker, Evita. Los discos más vendidos, los Top 50, se podían adquirir al precio único de 2.295 pesetas. El director de la tienda, el británico Peter Bacon, no tenía ni idea de cuánto llevaban acumulado en las cajas registradoras. Pero lo cierto es que éstas no dejaron de trabajar en toda la jornada. En vista del éxito de la liquidación, se podría llegar a dos conclusiones. La primera: la vida es injusta. A los 30 trabajadores de Virgin les tocará emplearse a fondo en las vacaciones y buscarse, durante ellas o después, una nueva colocación. ¿Se les compensará el esfuerzo extra? "Bueno, espero que sí", respondía un acalorado dependiente. La segunda: la gente de Barcelona -había de todas las edades y aspectos- debe de pensar que la música es demasiado cara. El día después La compañía, que en España tiene sus oficinas centrales en Madrid, aseguró a EL PAÍS hace mes y medio que no tenía previsto el cierre de su última tienda en este país. Pero a pesar de que en los últimos tiempos los números estaban mejorando, tomaron la decisión de tirar la toalla ante la fuerte competencia de El Corte Inglés y la FNAC. En un comunicado de prensa emitido anteayer, el jefe ejecutivo de Virgin, Simon Burke, explicaba la necesidad de la medida por la imposibilidad de alcanzar "un futuro con beneficios". Los trabajadores se enteraron de la decisión hace unos días y parecen acatarla con resignación. Aunque la plantilla del megastore respeta la consigna de no hablar demasiado, algunos de sus miembros comentaron ayer que probablemente se pasarán a la competencia. Esto es, aspiran a entrar como personal de la segunda tienda que la cadena francesa FNAC abrirá pronto en la plaza de Catalunya. Otros decían que continuarán estudiando. A las siete de la tarde, los guardas de seguridad y algunos miembros del personal del establecimiento hacían presión para que la cola no aumentara y repartían números entre los más rezagados. El último de la fila se lo miraba con cara de alivio.

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