Colas de locura por la liquidación de Virgin
La liquidación de la tienda que la cadena Virgin abrió en octubre de 1992 en el paseo de Gràcia de Barcelona desató ayer una locura consumista de compras masivas que ocasionó largas colas. La tentación de unos descuentos del 40% en la música y del 50% en los vídeos pudo más que la presión de un sol que caía a plomo sobre la acera que va de la Gran Via a la calle de Casp, llena de gente que tenía que esperar hasta media hora para entrar en el recinto. El megastore, el último que la empresa mantenía en España después del cierre de los de Madrid, Vigo y Sevilla, no ha podido soportar la competencia ejercida por las tiendas de la calle de Tallers ni, sobre todo, por la apertura en fechas recientes de una tienda de discos de El Corte Inglés en el Portal de l"Àngel y la próxima inauguración de una segunda FNAC en la plaza de Catalunya. A partir de septiembre, la empresa de Richard Branson se ahorrará los 120 millones de pesetas anuales que pagaba por el alquiler de su local, de 1.428 metros cuadrados, en el centro de la ciudad y el sueldo de los 30 trabajadores, que desde ayer y hasta finales de agosto tendrán que trabajar mucho más de lo que venían haciendo. Por suerte para los dueños, olvidaron poner el nombre de Barcelona en las camisetas de promoción de la tienda y dejaron sólo los de otras plazas más seguras: Londres, Nueva York, París y Tokio. Dentro de la tienda, la masa humana absorbía el aire acondicionado en su busca de clásicos, según comentaba un dependiente. En los estantes, The Who, los Rolling Stones y los Beatles se agotaban, y en el apartado destinado a U2 sólo quedaban ejemplares de su último disco, Pop.PASA A LA PÁGINA 3
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