La hembra de mosquito es la que pica

Los mosquitos verdaderos, por decirlo de algún modo, son los culicidos; esos que tienen patas largas y cuerpos esbelto y que por las noches, en la oscuridad, nos zumban al oído antes de picarnos. Su boca está preparada para picar y chupar. Mientras que los machos se nutren sólo de jugos vegetales, las hembra necesitan de la sangre para la maduración de sus huevos. Sus larvas se desarrollan en lugares con aguas estancadas o donde hay poca corriente, y su actividad favorita: picar, la ejercen, preferentemente, en las hora del crepúsculo o, si es a pleno día, en los lugares donde hay mucha humedad. Actualmente, al menos en Andalucía, estos insectos no transmiten enfermedades, por lo que la importancia de sus picaduras, al menos desde un punto de vista sanitario, radica sólo en las molestias que causan. Sin embargo, potencialmente, pueden propiciar la transmisión del Paludismo y de la Fiebre Amarilla. La primera consecuencia de una picadura de mosquito es el escozor; después aparecerán la inflamación y el enrojecimiento de la piel. A veces, depende de cada persona, se producen reacciones locales más intensas ante la agresión de estos insectos, sintiendo el afectado un dolor más fuerte, e, incluso puede llegar a padecer infecciones. En otros casos, dependiendo del tipo de mosquito y de lo agresivo que éste sea, pueden producirse pequeñas hemorragias y algún tipo de alergia. ¿Remedios? Las farmacias están llenas de productos, en algunos casos muy eficaces, que sirven para combatir estas contrariedades que, salvo en personas muy sensibles, o alérgicas, no tendrán mayor importancia. De todos modos, lo primero que hay que hacer es lavarse bien con agua la zona afectada; luego, una pomada analgésica, o antiestáminica (si se es alérgico), serán suficientes. Y para el dolor (si resulta insoportable) vale un suave analgésico.