El rey Hussein de Jordania teme sufrir un cáncer y someterse a quimioterapia
El rey Hussein de Jordania podría estar afectado por un tumor canceroso. La noticia ha sido desvelada por el propio monarca en una carta manuscrita que ha dirigido a su hermano, el príncipe heredero, Hassan, y algunos de cuyos principales párrafos fueron publicados ayer por la prensa de Amán. Por otra parte, el príncipe Hassan intervino ayer para evitar el fracaso de las negociaciones directas entre dirigentes israelíes y palestinos tras conocerse que los contactos apenas retomados volvían a estancarse.
"Todos los indicios apuntan a que padezco un linfoma, pero los médicos no llegan a ser categóricos", afirma el monarca jordano, de 62 años de edad y de 46 de reinado, desde una habitación de la clínica Mayo, en la ciudad estadounidense de Rochester, donde fue ingresado hace una semana, tras haber sufrido un proceso de fiebres y temblores durante más de 12 días, lo que le llevó a cancelar un viaje a París previsto para el pasado 21 de julio.El soberano afirma en la misiva tener una moral muy alta y encontrarse en un estado general mejor, mientras espera el resultado definitivo de la biopsia, que le ha sido practicada por un equipo de especialistas en cáncer. Pero, al mismo tiempo, por el tono de sus palabras, Hussein parece angustiado por el curso de su enfermedad y por las repercusiones en su organismo de un hipotético tratamiento de quimioterapia.
Precisamente en esas circunstancias, se conoció ayer la mediación del príncipe Hassan para convencer a israelíes y palestinos de que no interrumpieran sus recién reiniciadas conversaciones directas tal como se temió durante todo el día.
"Mis proposiciones han sido aceptadas por las dos partes", anunció el heredero jordano tras entrevistarse telefónicamente con el presidente palestino, Yasir Arafat, y con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
"Las reuniones bilaterales han terminado", había asegurado desde Gaza Arafat, dando por terminados tres días de conversaciones con los israelíes.El punto de desacuerdo era, una vez más, el repliegue del Ejército israelí en Cisjordania y se temía por la continuidad de las conversaciones.
El diálogo directo, que impulsó la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright, se reinició el pasado domingo en Tel Aviv, en medio de un clima de euforia israelí y de un moderado escepticismo del lado palestino.
Estas conversaciones, que se prolongaron el lunes y el martes por la noche, quedaron bloqueadas desde el mismo punto de partida, ya que el Gobierno de Netanyahu se niega a retirarse de un 13% de Cisjordania: el mínimo indispensable para los palestinos.
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