Plan británico contra la supremacía del coche Nuevas tasas penarán el tráfico rodado
La prensa y principales asociaciones británicas recibieron ayer como un "cambio radical" el nuevo plan en política de transporte que presentó el día anterior el responsable en la materia y viceprimer ministro, John Prescott. La propuesta, recogida en el Libro Verde Un contrato para el transporte: mejor para todos, introduce nuevas cargas fiscales al tráfico privado que podrían generar cerca de 1.000 millones de libras (unos 250.000 millones de pesetas) para el año 2005. El retraso en la introducción de las medidas, la mayoría de las cuales no entrarán en vigor en la presente legislatura, aporta una nota sombría en el ambicioso proyecto.Prescott pone punto final a décadas de política conservadora enfocada a la construcción de carreteras para acomodar el creciente tráfico rodado, y orienta su estrategia a alcanzar el equilibrio entre el transporte público y el privado. Con un presupuesto de inversión estatal de unos 450.000 millones de pesetas para los tres próximos años, según anunció la semana pasada el ministro de Hacienda, Gordon Brown, su colega en el gabinete laborista recurre a la imposición de impuestos sin precedentes para lograr su objetivo de transporte integrado.
Por una parte, Prescott abre el camino para que los ayuntamientos cobren peajes a los vehículos privados que accedan a los centros de sus localidades. Y prevé igualmente una tasa sobre las plazas de garaje con cargo a las empresas y establecimientos privados, con exclusión de los hipermercados y centros comerciales del extrarradio de las ciudades. Y por primera vez en la gestión de las finanzas públicas, las autoridades municipales podrán reinvertir sus respectivas recaudaciones en la mejora de los servicios de autobús, en la construcción de vías para ciclistas y en la remodelación de las aceras en las rutas de acceso a los colegios. Hacienda sólo recibirá el porcentaje equivalente en concepto de IVA.
También se da luz verde a la introducción, en plan experimental, de peajes en los tramos congestionados de carreteras ( las autopistas británicas son, en su mayoría, gratuitas).
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