Rusia pide al FMI que eleve su ayuda 1,2 billones, tras la concesión de 1,7
El primer ministro ruso, Serguéi Kiriyenko, cantó ayer victoria. La noche anterior, el consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional confirmó la concesión a Rusia de un crédito especial de 11.200 millones de dólares (1,7 billones de pesetas) para impedir el colapso financiero. Esta cifra forma parte de los 22.600 millones (3,4 millones de pesetas) comprometidos por el organismo hasta 1999. No contento con ello, el Gobierno ha pedido 1,2 billones de pesetas más para entregar antes del 2001.
El FMI ha aprobado librar 11.200 millones de dólares, aunque habrá un primer tramo de 4.800 millones de dólares (730.000 millones de pesetas). La cuantía total de este primer pago, definido por el negociador ruso Anatoly Chubáis como "una inyección de optimismo", debería haber sido de 5.600 millones de dólares (851.000 millones de pesetas), pero el FMI lo recortó en 800.El paquete de préstamos supone un total de 22.600 millones de dólares (3,4 billones de pesetas) hasta finales de 1999, procedentes no sólo del FMI, sino también del Banco Mundial, Japón y otros países (el Bundesbank, banco central alemán, anunció ayer que contribuirá con 178.500 millones de pesetas). En cualquier caso, sólo 17.100 millones de dólares (2,5 billones de pesetas) son nuevos créditos.
Pero el Gobierno ruso quiere más. En una carta enviada al Fondo, solicita que se abra una línea de crédito para el periodo 1999-2001 de otros 8.000 millones de dólares (1,2 billones de pesetas), según adelantó Serguéi Vasilíev, vicejefe del Gabinete del primer ministro. En total serían 30.000 millones de dólares (4,5 billones de pesetas).
La Bolsa de Moscú, que recuperó la semana pasada la mitad de lo que había perdido desde comienzos de año, no quiso hacer ayer una lectura optimista de la noticia y descendió casi un 5%, aunque se observó una fuerte retirada de beneficios.
El Fondo, enfrentado a sus propios problemas financieros, ha hecho un enorme esfuerzo, recurriendo a una línea de crédito que no utilizaba desde hacía 20 años, para acudir al rescate de Rusia. El hundimiento de este país, que alberga en su territorio 10.000 cabezas nucleares, es algo que, por interés propio, no puede permitir Occidente.
"Después de lo ocurrido las últimas semanas", dijo ayer Kiriyenko, la decisión del FMI "es una victoria absoluta". Se refería a las reticencias con que fueron recibidas en la Duma (Cámara baja del Parlamento) las leyes destinadas a recaudar más y gastar menos. La Duma se fue de vacaciones dejando atrás un balance desolador para Yeltsin y Kiriyenko. El presidente recurrió al veto de leyes y al decreto-ley para recuperar terreno.
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