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La Junta cree que cualquier local con música de fondo debe tener aislamiento

La Consejería de Medio Ambiente cree que al no existir en el Reglamento de Calidad del Aire -que regula la emisión de sonidos en los locales públicos- el concepto de música ambiental, todos los locales que dispongan de un equipo musical "cuyo volumen pueda ser manipulado por el usuario", al margen de su potencia, deben de disponer de un aislamiento sonoro mínimo de 65 decibelios. El informe es la respuesta a una consulta del Ayuntamiento de Granada que sancionó a varias teterías por emitir música sin insonorización.

El informe de Medio Ambiente explica que al no existir el término "música ambiental" en el citado reglamento, los Ayuntamientos, a la hora de conceder la licencia municipal para música, tendrán que aplicar lo dispuesto para los locales de emisión sonora baja o emisión sonora alta. Según Medio Ambiente, un equipo "de música ambiental, como tal, puede generar un nivel de emisión sonora de 95 decibelios lo que conllevaría, si no dispone de un elemento limitador y el local no está dotado de un aislamiento mínimo de 65 decibelios, a un nivel acústico de evaluación en las zonas colindantes superior a los valores permitidos por la legislación". Por si fuera poco, el informe señala que con un aislamiento de 65 decibelios el nivel máximo sonoro de la música no debe sobrepasar los 92 decibelios, "un valor a todas luces superable por cualquier equipo". Las televisiones de dimensiones convencionales, en cambio, no necesitan licencia municipal de música. El concejal delegado de Medio Ambiente de Granada, Joaquín Abras, se mostró satisfecho por la respuesta de la Junta de Andalucía, que se ajusta a la interpretación que hizo su departamento en el conflicto con los propietarios de las teterías situadas en la calle Calderería, a la entrada del Albaicín, cerca de una zona de gran contaminación acústica. No obstante, Abras reconoció el carácter restrictivo de la interpretación de la Consejería de Medio Ambiente y admitió que muchos establecimientos instalados en locales antiguos que disponen, por ejemplo, de un artesonado de cierto valor tendrán que renunciar a la música de fondo, adquirir el piso superior o negociar con su propietario la colocación de los aislantes acústicos en la planta de arriba. Este al parecer es el caso de algunas de las teterías concentradas a lo largo de la calle Calderería cuyos propietarios llegaron incluso a asociarse para defender su derecho a disponer de música ambiental sin necesidad de la preceptiva licencia municipal.

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