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González afirma que la servidumbre de "Egin" a ETA lo hace insoportable en una democracia

Felipe González afirmó ayer que en España, en este momento, el problema no es que exista un nacionalismo españolizante "sino que ni siquiera hay un proyecto de país". González resaltó que en cualquier país democrático sería "insoportable, insostenible" un periódico como Egin, por la ruptura de las reglas de juego que entraña el servicio que presta a ETA. El ex presidente del Gobierno reprochó al PP la supresión, para congraciarse con los jóvenes y sus familias, del servicio militar obligatorio que, a juicio de González, va a hacer desaparecer un elemento de cohesión social y territorial.

Felipe González aseguró que le gustaría, y espera, que desde el punto de vista legal sea completamente correcta la decisión judicial de cerrar Egin. Tras advertir que no dispone de datos concretos sobre los argumentos utilizados por el juez Baltasar Garzón, señaló que los de Egin, a su juicio, "son colaboradores de ETA permanentemente, desde hace muchos años".El ex presidente del Gobierno recordó que se opuso a la inscripción de Herri Batasuna como partido político porque a los socialistas les parecía que esa coalición colaboraba "con algo que no estaba dentro de la democracia. González señaló que difícilmente en la Europa democrática se encuentra un ejemplo como el diario Egin. "Pero aquí somos demócratas fundamentalistas". En tono sarcástico comentó que muchas veces ha oído decir que las palabras no matan. "Las palabras matan también. No directamente, pero puede servir para mandar matar, para inducir a matar. Todo lo que pasó en Bosnia", explicó, "estuvo precedido de discursos, acompañado de discursos y rematado de discursos".

En una breve conversación que mantuvo con periodistas y en una conferencia-coloquio sobre la etapa socialista, que pronunció en los cursos de verano de El Escorial, destacó que "en Madrid y en Vitoria gobiernan personas que no aceptaron, de una u otra manera, la Constitución".

El ex líder socialista se preguntó si el PNV, cuando habla de la necesidad de reformar la Constitución, lo hace porque está dispuesto a aceptarla lealmente como un conjunto de reglas de juego o porque tiene una visión instrumental de los cambios que podrían realizarse. Tras pedir que no se tomara como un reproche al PNV, se apresuró a destacar que Aznar estuvo "militantemente en contra" del título VIII de la Constitución, que regula el Estado de las Autonomías, cuando se sometió a referéndum e incluso cuando empezó a ser aplicado.

En una crítica que alcanza por igual al Gobierno y al PNV, calificó de extraño, "cuando no sarcástico", el que ambos hablen de haber alcanzado acuerdos en todo excepto en política antiterrorista". "¿Qué será el todo desde el punto de vista de la gobernabilidad?", ironizó.

El ex presidente del Gobierno puso énfasis en defender un proyecto político y una forma de ejercer el poder que sepa combinar respeto a la identidad, cohesión social y territorial y subsidiariedad en la toma de decisiones. Como ejemplo al respeto a las diferentes sensibilidades, González afirmó que le gustaría que cualquier premio literario oficial pudiera corresponder a una obra escrita en cualquiera de las lenguas españolas y que el Boletín Oficial del Estado se publicara en los cuatro idiomas que en este momento tienen rango oficial.

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Como corolario a estas reflexiones subrayó que en este momento el problema no es que exista un nacionalismo españolizante sino que ni siquiera hay un proyecto de país.

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