_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Semental

Mi nombre es Lolo, tengo 23 años, estudio Sociología, curro de mensajero por las tardes y de pinchadiscos los fines de semana. Vivo en La Prospe. Dicen que me parezco al actor Gabino Diego. Soy algo apocado, la verdad. Mis colegas me llaman cobarde y gallina. Rechazo lo de cobarde; rubrico lo de gallina. Todo el mundo sabe que las gallinas tienen muchos huevos, de lo que se colige que hay que tener cuidado conmigo. A quien diga lo contrario le parto las piernas, no sé si me explico.En contra de lo que se supone, no es tan fácil ligar en Madrid. Un servidor no se comía una rosca hasta hace poco. Lo intenté por todos los medios: puse anuncios en la sección de contactos de los periódicos, me apunté a clases de baile, me teñí el pelo de morado, aguanté horas eternas en barras de bares contemplando como un gilipollas el fluir de la existencia. Y llegué a utilizar métodos más agresivos. Una vez, me acerqué a tres titis en el Max Estrella, un bareto muy chulo de Corazón de María. "¿Qué quieres tú?", me escupieron al ver que, con cara de pánfilo, no abría la boca. Entonces ataqué como un guepardo: "Yo lo que quiero es acostarme con alguna, no sé si me explico". Las tres a la vez cebaron sus garras en mis mejillas. Las verdades desnudas son pornografía; las verdades como puños acaban a puñetazos.

Me recupero enseguida de los varapalos porque tengo un coco que no me lo merezco. Me reuní conmigo mismo y dije: "Lolo, hay que montar una campaña de promoción de autoestima". Dicho y hecho. Una noche, recorrí el barrio con un spray furtivo y estampé mi firma en las paredes: "Lolo Semental". Los resultados fueron fulminantes. Como ya casi no hay pintadas, el mensaje fue captado de inmediato. La gente murmura procacidades al verme pasar. Los hombres me espían con envidia. Las mujeres, con libidinosidad. Y toda La Prospe pregona mis atributos. Pero algún enemigo mío anda buscándome las vueltas. En la calle de Puenteareas, un depravado ha escrito al lado de mi firma: "El muñón es bello y salado". Si me entero de quién ha sido, le parto las piernas, no sé si me explico.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_