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Entrevista:

"Madrid necesitaría 2.000 policías más"

Jan Martínez Ahrens

Julio Corrochano, de 45 años, es desde el lunes el nuevo jefe superior de Policía de Madrid. Nacido en El Álamo, casado y con dos hijos, ingresó en la policía hace 25 años. Su primer destino de calle llegó a finales de los setenta cuando entró en el Grupo de Investigación Criminal de la comisaría de Vallecas y se fogueó entre tiros, atracadores y narcotraficantes ("allí le cogí gusto a esto"). Luego, tras pasar por diferentes unidades de investigación, se hizo cargo del Grupo de Policía Judicial de la Audiencia Nacional, donde trabajó a las órdenes de superjueces como Carlos Bueren y Baltasar Garzón. Hace cinco años, fue nombrado comisario y poco después el entonces ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, le encomendó crear la Unidad Central de Apoyo Operativo, los servicios de inteligencia de la policía. Una labor de información pura (Corrochano diseñó la unidad con ayuda de la CIA y el Mosad), entre cuyos frutos figura la reciente desarticulación de la trama financiera de ETA. Ahora, como jefe superior de Policía de Madrid quiere reducir la tasa de delitos y aumentar el porcentaje de casos resueltos. Para esta entrevista, Corrochano recibe en su despacho oficial, un espacio de maderas pesadas cuyo único detalle personal corresponde a una foto en color de sus dos hijos.Pregunta. ¿Ha fumado alguna vez porros?

Respuesta. Nunca; nunca me han llamado la atención. Además en mi juventud, en Vallecas, perseguíamos a los grandes traficantes de hachís.

P. ¿Qué haría si sorprendiese a sus hijos fumándose uno?

R. No me preocuparía en exceso, hablaría con ellos y les haría ver los riesgos. Pero tampoco es para rasgarse las vestiduras.

P. ¿Sirve la policía para acabar con la droga?

R. No. La policía puede ser preventiva y represiva, pero se requieren también medidas sociales. Si la sociedad no tiene nada que aportar a la juventud, si sólo le ofrece el paro, las litronas y los problemas de las grandes ciudades, pues difícilmente se acabará con la droga.

P. ¿Y para qué sirve un cerco contra la droga, como se hizo en junio de 1997 en los poblados marginales?

R. Eso no tiene ninguna utilidad, si no hay un metabús al lado. Es una locura. Si a los toxicómanos no les dejan pincharse y no les dan nada, ni un sucedáneo, se convierten en fantasmas deambulando por la carretera. La droga hay que atacarla de otra forma. No se pueden convertir los poblados marginales en prisiones. Los especialistas de la Brigada de Policía Judicial han de investigar las redes de narcotráfico, hay que conseguir pruebas para conseguir mandamientos de registro y entonces actuar.

P. ¿Daría un paseo, vestido de paisano y desarmado, por el poblado de La Rosilla?

R. No, ni armado ni desarmado.

P. ¿Y a un vecino de La Rosilla le diría que Madrid es una ciudad segura?

R. En un contexto general, Madrid es segura, la segunda más segura de Europa. Y además en Madrid se vive tres veces más que en las otras ciudades.

P. ¿Por qué entonces el Ministerio de Asuntos Exteriores británico advierte a sus turistas de que Madrid es una ciudad peligrosa?

R. Puede haber otras explicaciones más allá de la inseguridad ciudadana. Las estadísticas no mienten.

P. Dicen los sindicatos que la capital es un mal destino para un policía.

R. Muy malo, este coste de la vida y esta carga de tensión en el trabajo no la tienen en ningún otro sitio.

P. ¿Cobra lo suficiente un agente de la escala básica ?

R. No está lo suficientemente bien pagado para las tareas que hace. Especialmente si se compara con sus homólogos de la Policía Local o la Policía Autonómica, que cobran mucho más.

P. ¿Y usted está bien pagado?

R. Estoy en mejores condiciones que otras escalas, si bien es cierto que por tareas de responsabilidad como ésta se cobra más en la empresa privada.

P. ¿Teme a los sindicatos?

R. Para nada. Soy sindicalista. Cuando se legalizaron, ingresé en el Sindicato Profesional de la Policía, y he sido muchos años representante sindical. Respeto sus reivindicaciones, pero tienen que ser de carácter profesional.

P. ¿Son suficientes para Madrid los 6.500 policías de la Jefatura Superior de Policía?

R. Ahora van a venir unos 1.000 agentes nuevos, pero Madrid necesitaría aún otros 1.000; es decir, hacen falta unos 2.000 más, respecto a lo que hay ahora. En cualquier caso, Madrid se come a todos los policías que le eches. Madrid tiene un millón y medio de problemas diarios.

P. ¿Y cómo los va a resolver?

R. A los policías hay que utilizarlos de forma racional. Hay que usar el máximo de agentes en los momentos más conflictivos. No vale con sacar siempre el mismo número en cada turno. Hay que estudiar las bandas horarias en que se registran las incidencias, los puntos negros de criminalidad, los tipos de delitos y a partir de ahí, distribuir a los agentes. Hay que incrementar la eficacia y reducir la tasa de criminalidad. Ésos son mis objetivos.

P. La tasa de criminalidad de Madrid es de las más altas de España.

R. Es la quinta. Y en cualquier caso los delitos han descendido en 1997 un 1%.

P. Pero sólo uno de cada seis delitos se resolvieron. Es la tasa de eficacia más baja de España. ¿Qué va a hacer?

R. No quiero policías que miren pero no vean. Hay que dar objetivos y saber recompensar el trabajo. Y hay que potenciar las comisarías de distrito. Por ejemplo, los 1.000 agentes que van a venir irán en su mayoría a los distritos y no a las brigadas.

P. ¿Va a cambiar el modelo de las comisarías?

R. Los grupos de delincuencia urbana de los distritos se dedicarán de lleno a los delitos urbanos, desde sirlas hasta atracos, que son los que generan la inseguridad ciudadana. Ellos conocen sus distritos, sus tipos de criminalidad, sus delincuentes y tienen la información más cercana. Tienen que machacar las calles, sin parar de investigar y captar información. Y los grupos de prevención de la delincuencia, que van uniformados, han de atacar los puntos negros, han de intervenir en la banda horaria en que se produzcan los delitos. Paralelamente incidiremos en la especialización de la Brigada de Policía Judicial y de Policía Científica de forma que sus agentes se dediquen exclusivamente a lo suyo, la delincuencia organizada o internacional, el narcotráfico, los homicidios.

P. ¿Pero de qué sirve esa reforma, si luego los juicios rápidos se reducen a la mitad?

R. Uno de mis primeros objetivos es aumentarlos. Voy a reunirme con el decano de los jueces de la plaza de Castilla y le voy a ofrecer que la unidad adscrita aumente los recursos humanos y materiales para agilizar los juicios rápidos.

P. ¿Qué piensa de los okupas?

R. Detrás de ellos hay movimientos muy radicales, que les utilizan. Están preparando un entramado de guerrilla urbana.

P. ¿Pero no hay detrás de los okupas un problema social de falta de vivienda barata?

R. La vivienda es cara. Pero no por no poder comprar un piso, se entra a ocupar un edificio. Hay más. Es un tema de tribus urbanas que me preocupa.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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