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Aves en peligro de extinción mueren en El Fondo por ingerir perdigones

Una malvasía cabeciblanca, anátide en peligro de extinción, llegó ayer sin fuerzas al Centro de Recuperación de la Fauna de El Saler (Valencia). El ave, procedente de El Fondo de Elche, ya no podía volar. En una radiografía practicada al animal se pueden ver diversos plomos alojados en la molleja, que la malvasía había ingerido en el fondo de las charcas del parque natural. Padece plumbismo, y está condenada a morir. Esta enfermedad afecta a muchas de las aves que habitan en los humedales españoles.

En estos hátitas está autorizada la caza con plomo, una práctica que la Administración, los cazadores y los ecologistas se han comprometido a erradicar en los próximos años. En la Comunidad Valenciana existen unos 10.000 cazadores de aves acuáticas. Todos ellos utilizan munición de plomo, y por las características de este tipo de actividad cinegética los perdigones se concentran en puntos muy determinados de los humedales porque se dispara desde puestos fijos. Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona en cinco humedales españoles señala que la Albufera de Valencia y el Fondo de Elche tienen una alta concentración de perdigones fabricados con este metal. En puntos de la marisma valenciana se registran hasta 287 perdigones por metro cuadrado, mientras que en el parque ilicitano en esa superficie se detectaron hasta 163 unidades. Cifras que, según la UE, constituyen auténticos récords mundiales. Las aves acuáticas ingieren piedras para que actúen como trituradores de los alimentos, pero muchas de ellas confunden la grava con la munición. El animal no puede digerir el plomo, el metal queda alojado en la molleja y, posteriormente, por la acción de los jugos gástricos, se infecta la sangre y el ave muere lentamente. Entre los humedales valencianos, el plumbismo tiene una mayor incidencia en El Fondo por las características propias de este parque natural, que con apenas 3.200 hectáreas alberga en estos momentos a unas 20.000 aves de diversas especies. "En la Albufera la lámina de agua es en algunas zonas de un metro de altura, profundidad que hace más difícil que los animales puedan ingerir perdigones del fondo", señaló ayer Emilio Laguna, jefe del servicio de Protección de Especies de la Consejería de Medio Ambiente. El Fondo, sin embargo, tiene apenas un palmo de agua y, por lo tanto, los perdigones están al alcance de las aves. Tres especies estudiadas El Centro de Recuperación de la Fauna de El Saler controla especialmente la incidencia del plumbismo en tres especies que habitan en El Fondo: los flamencos y dos anátidas en peligro de extinción, la malvasía cabeciblanca y la cerceta pardilla, . "Las posibilidades de recuperación son muy escasas", informó ayer el responsable del centro de recuperación, Juan Antonio Gómez. De las 37 cercetas que se trataron en El Saler el año pasado, el 37% estaban afectadas por la enfermedad. El plumbismo también se detectó en el 70% de las cercetas pardillas atendidas en el centro. Decenas de flamencos mueren cada año en El Fondo y las Salinas de Santa Pola por este motivo.

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