A la calle
Trabajadores "a la calle", y calle para aquellos que nunca trabajaron por Estepona. "La calle para quien la trabaja". Éste debería ser el grito de guerra de un pueblo amedrentado por un alcalde (Gil) que inesperadamente propone una calle a los empleados público: la calle sin nómina, la calle donde se guarda cola para salir de ella, una calle que para ciertas edades es un callejón sin salida. Si el pueblo no alza su voz, su silencio terminará ahogándolo. Nadie, absolutamente nadie, de las folclóricas profranquistas, los escritores arrogantes o los cantaores paleolíticos que pasean cual cortijo por la localidad, nadie, firmaría un manifiesto de solidaridad con estos trabajadores que con sus manos labran la calle que ellos presiden. Cuando un pueblo toma la calle, sus vecinos se llaman ciudadanos, cuando un pueblo calla, el ciudadano no existe, el vecino tampoco. Solidaridad.- Francisco García Castro.
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